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Ariana Díaz Celma

Alboroto. 1. m. Vocerío o estrépito causado por una o varias personas. 2. m. Desorden, tumulto. 3. m. Asonada, motín. 4. m. Sobresalto, inquietud, zozobra. Si traducimos este vocablo gamberro al catalán obtenemos xivarri, que con un twist callejero y territorial se transforma en Xibarri, el nuevo restaurante de referencia en Good2b. Situado en la planta baja del hotel Yurbban -y también en su terraza- ofrece cocina tradicional que nos recuerda a la abuela, con dni catalán para más señas. Recetas sabrosas que no tienen mayor secreto que un producto de primera tratado sin demasiados artificios y con honestidad. Tras este clásico instantáneo, situado en una zona que no para de darnos gratas sorpresas, encontramos a Carles Garriga, un joven apasionado de la buena cocina que ha decidido convertir uno de sus hobbies favoritos en su modus vivendi.

Xibarri ofrece cocina tradicional que nos recuerda a la abuela, catalana para más señas

Si comes o cenas en Xibarri, podrás empezar con su espectacular xatonada con morro de bacalao, su coca de recapte con anxoas, las croquetas de pollo ‘de antes’ -todos las hacen pero pocos las clavan- o sus huevos estrellados en múltiples versiones, desde la de jamón o foie hasta la de butifarra negra o del perol. No sabemos qué variedad da el significado pleno a la expresión guilty pleasure, pero todas se acercan muchísimo. La carta sigue con la pasta en su versión más catalana, ya sea con los Canelons d’en Garriga -tal y como los han cocinado en casa de Carles toda la vida- o los macarrones al corte, que obvian la carne picada a favor de la cortada a cuchillo, tal y como su abuela decía que sabían mejor. La sección de legumbres cuenta con otros clásicos instantáneos como la ensalada de lentejas con foie, mientras los guisos cuentan con suculencias del nivel de la sepia con albóndigas o los calamares encebollados. Los más exigentes saciarán su apetito con platos de carne contundentes como la butifarra de Berguedà o el chuletón de vaca vieja gallega, mientras pronosticamos que los amantes de la comida más ligera se decidirán por la merluza rebozada o la cola de rape a la vasca. Ojo que aquí no termina este festín viejuno. Un pijama revisionado da personalidad propia a una carta de postres en la que tampoco faltan el requesón con miel, la crema catalana o el siempre acertado pan con chocolate, aceite y sal -tan sencillo como sabroso-. Comer o cenar en Xibarri te costará a partir de 25/30€, dependiendo del hambre y de la referencia vinícola con la que decidas acompañar tu manjar. Además, cuentan con un menú diario de mediodía que ronda los 16€. Ah, los que se levanten con hambre también podrán probar el desayuno del hotel, energía en toda regla por 14€.

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Y la broma no termina aquí. Porque Xibarri no es solo un restaurante, sino que también toma la terraza del hotel, situada en un octavo que tiene la suerte de haber crecido más que sus vecinos con lo que ello implica: vistas 360º de Barcelona. Piscina incluida, esta azotea ha demostrado este verano de 2016 que bien merece estar situada en el top 5 de la ciudad. Sus puestas de sol acompañadas por conciertos y Dj’s han sido de lo más cacareado entre los cazadores de hotspots de la Ciudad Condal. Aunque no es posible probar la carta del restaurante, sí tienen una buena selección de latas y snacks para picar mientras pruebas uno de sus cócteles. Ya es mítico su Spritz Aperol, que preparan con ginger beer; el Pink of North a base de ron; o el margarita de la casa, donde se mezclan mezcal, hierba limón y frutos tropicales.

Xibarri no es solo restaurante, sino también una terraza con vistas 360º de Barcelona

No desesperes si crees que ya ha refrescado para estar tranquilamente tomando uno de estos cócteles en la terraza del Yurbban cuando anochece. En el restaurante también es posible degustarlos a partir de las 17:00 horas. Huele a afterwork, ¿cierto? Pero también a noche distendida, porque cuando refresca los dj’s y conciertos bajan al restaurante, para amenizar el final de las cenas y dejar paso a las primeras copas de la noche en un espacio agradable y decorado con sumo acierto.

Dicho esto, solo queda cerrar los ojos e intuir la conversación del grupo de amigos de la mesa contigua, disfrutar del chocar de las copas y saltar con el ruido de un plato que cae al suelo y se rompe en mil pedazos. Bienvenido a la cotidianidad del ‘Xibarri’.

Más info sobre el Xibarri haciendo clic aquí.

Fotos © Cecilia Díaz Betz

 

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