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Ariana Díaz Celma

Que Vinçon, la archiconocida tienda de diseño, se llame como se llama, no es más que una casualidad. Ningún miembro de la familia Amat, actuales propietarios, se apellida así, aunque sí lo hizo el señor Hugo. Sólo hace falta preguntar un par de generaciones atrás: «¿Te acuerdas de Regalos Hugo Vinçon, en el 96 de Paseo de Gracia?». La respuesta será «por supuesto», aunque por allá 1934 sólo ocupaba una pequeña parte de la superficie actual, que se ha ido anexando a locales contiguos con el paso de los años. Jacinto Amat fue uno de los primeros empleados de Vinçon, que por aquel entonces ya contaba con su sala de exposiciones. A posteriori, entraron a trabajar hijos, nietos y la familia terminó por hacerse con el negocio.

Pero no sería hasta 1967 que la tienda daría un vuelco en su filosofía para convertirse en lo que es hoy: uno de los negocios más representativos y carismáticos de Barcelona. Fue entonces cuando dejaron a un lado los convencionalismos y apostaron por una oferta mucho más arriesgada, la de objetos de diseño contemporáneo para la casa. Desde la fecha, Vinçon se ha encargado de presentar las líneas más en boga del interiorismo, desde objetos decorativos, hasta lámparas, pasando por mobiliario para el baño, la cocina o el comedor. La misma familia es la encargada de supervisar semanalmente las apuestas de nuevos diseñadores y decidir si es viable lanzarlas. El edificio le viene como anillo al dedo, puesto que es Patrimonio Arquitectónico de Barcelona. ¿Dónde sino exponer las últimas delicatessen del diseño más actual?

Su interior también alberga la Sala Vinçon, donde tienen lugar exposiciones de lo más interesantes relacionadas siempre con el diseño.