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Bru Romero

Las raíces son las raíces y es por todos bien sabido que cuando nos colocamos ante un plato de toda la vida, lo disfrutamos de una manera absolutamente diferente a cuando nos situamos ante otro que apuesta más por el moderneo foodie que por la búsqueda del sabor más tradicional. Quizá esa sea la seña de identidad de la Trattoria Sant Arcangelo más destacable, un restaurante de cocina italiana en el que no dan gato por liebre y te sientes en Italia al primer bocado.

Localizado entre el Museo del Prado y la iglesia de Los Jerónimos, este local decorado por Pascua Ortega lleva sirviendo comidas desde hace más de 20 años. Un restaurante que no descansa ni un solo día de la semana y que, apostando por una cocina auténtica, deja al cliente más que satisfecho al final del servicio y no solo por su variedad en pizzas y platos de pasta.

Sabores transalpinos que se reinventan, gracias al chef venezolano Manuel Luna que sabe cómo ofrecer ese twist con el que tanto te rechupeteas

Un antiguo recetario es el hilo conductor de la oferta de esta trattoria que, al modo de las que podrías encontrar por la Toscana, te hace descubrir los sabores más intensos de la gastronomía vecina. Una cocina mediterránea que aúna diferentes regiones y que, a través de platos como el carpaccio di salmone, el vitello tonato, su exquisita melanzane parmigiana, los gnocchi gorgonzola, el risotto al funghi purcini, su pizza veggie (la Igniazzio) o su filetini d’Antra, tremendo, se mete en el bote al cliente más sibarita. Un cliente que disfruta de principio a fin con las sabrosas y ricas apuestas del chef Manuel Luna que, curtido en la cocina made in Italy, llega al corazón más foodie.

Un local donde calidad-precio están a la altura de su carta de vinos y ambiente distendido y cuyo perfecto tiramisú nos deja con el mejor sabor de boca que un italiano puede dejarte para que no solo quieras volver, sino que lo hagas tremendamente convencido. ¡No esperen a que se lo cuenten, cátenlo!

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