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Raquel Bueno

El 4 de octubre de 2018, Tiberi Club (@tiberi.club) publicaba su primer post en Instagram. “Tiberi es un club gastronómico que pretende que hagas crush de nuevo con Barcelona. Que te comas esta ciudad desde sitios (hasta ahora) privados y con chefs insólitos”. Tiberio, según publicaba la cuenta apenas un día después, “es nuestro fundador, un emperador romano por el que pesa la antigua leyenda de ponerse ciego a comer (y otras cosas). Nos quedamos con su predilección a mover la mandíbula y hacerlo bien”. Hablamos con ellos hoy a propósito de su participación en la edición Alternative Food de Palo Market Fest, que apostará por el futuro de la alimentación los días 2 y 3 de noviembre y tendrá como anfitriones a ni más ni menos que Tiberi Club. F: De izquierda a derecha, Rocío Iglesias y Helena Fradera. Imagen de Raquel Bueno

Formado por Helena Fradera, Roger Vila, Miquel Ruiz y Rocío Iglesias, Tiberi Club es un proyecto gastronómico del todo refrescante y liberador

¿Pero qué es un Tiberi? Tomando las palabras de este misterioso emperador gastronómico, “significa comilona en catalán. Una de nuestras palabras favoritas porque nos recuerda a todo lo que pasa alrededor de una mesa: es cuatro patas y una tabla, es mucha comida, es sobremesa, es mesa de los pequeños y de los mayores, es pasearse por debajo de la mesa, es recogerla, es poner la mesa, es subirse encima, no poner los codos, es hablar, es estar enfrente y es table en inglés”.

A día de hoy, pocos son los ciudadanos que se precien de la capital catalana que no tengan en boca (y nunca mejor dicho) este proyecto gastronómico del todo refrescante y liberador, formado por cuatro buenos amigos que saben bien cómo se conquista un paladar: Helena Fradera, Roger Vila, Miquel Ruiz y Rocío Iglesias. Y utilizo la palabra liberador porque, tal y como dicta el Manifiesto Tiberiano, éste es “un club donde refugiarte de turistas insaciables de paella radioactiva, restaurantes que conocen hasta tus antepasados y menús donde se combina tataki con patatas bravas”. Ahhh, respira tranquilo. 

Tiberi Club empezó siendo una inauguración un tanto extravagante de la cocina que había diseñado el estudio de arquitectura de Miquel, h3o, para su galería H2O. El grupo de amigos siempre se aprovechaba y alimentaba creativamente de este espacio para cumpleaños y demás celebraciones, y decidieron organizar una serie de cuatro cenas temáticas para estrenar la nueva cocina, con un menú que iba variando en función de la estación. Les daban un precio y una fecha a sus amigos, y éstos no sabían nada del menú, únicamente un dress code y dónde y cuándo debían estar. Ellos, vestidos con sus mejores mudas, se presentaban en dicha galería y se encontraban de frente con una especie de restaurante pop up. Miquel y Helena cocinaban y Rocío se encargaba de lo demás. 

Al terminar la última cena, la gente empezó a pedirles más, y más, y más… Aunque un día, cansados, decidieron que no querían seguir cocinando pero que podía hacerlo otra gente, y que ellos actuarían de intermediarios y como curadores en funciones. Todos tienen un trabajo paralelo al que acuden con pasión –Miquel y Helena son arquitectos, Roger es comunicador audiovisual y está metido en el mundo del teatro y Rocío es periodista y creativa de publicidad–, así que no iban a dejar una cosa por la otra. Y entonces, durante unas vacaciones en pareja en Formentera, Roger y Miquel dieron con el clavo: “pues que la gente invite a otra gente a su casa”. Fue así como surgió lo que acabaría por convertirse en un cultivo de eventos gastronómicos en los espacios privados de chefs profesionales y amateurs

Lo que hace especial a Tiberi Club es su poder de congregación. Han sido capaces de armar una comunidad entorno a la gastronomía y a la cultura alrededor de una mesa

Lo que les hace especiales es su poder de congregación; han sido capaces de armar una comunidad entorno a la gastronomía y a la cultura alrededor de una mesa en la que se sientan personas que no acuden a sus eventos únicamente por la comida, sino porque saben que se encontrarán con otras personas que comparten sus mismos intereses, que van a estar en buenas manos y en buena compañía. Ir a un Tiberi es saber que vas a comer bien, pero también que vas a conocer a gente nueva e interesante. A vivir una experiencia con una serie de personas que, sin ser iguales, comparten el mismo entusiasmo por el arte de cocinar y el del buen comer. Y, por último pero no menos importante, es descubrir Barcelona verticalmente, porque ésta puede ser mucho más grande cuando tienes el permiso para colarte en las casas de otra gente; y quien dice casas dice jardines, galerías de arte, restaurantes fuera de su horario habitual… “Barcelona no es patata brava. Es un ding-dong en el momento adecuado”, que decía el sabio Tiberio.

Y es que nos pasamos los días viviendo –si es que se puede decir así– a través de las pantallas, centrados en producir. Tiberi conecta a parte de todas aquellas personas que también queremos tocar, mirar y, por encima de todo lo demás, sentir. Ofrece algo que es 100% real, Internet es su ventana pero no el lugar donde pasan las cosas; y Barcelona, de repente, está llena de posibilidades nuevas. Tiberio hace la llamada y la gente que responde es siempre curiosa y llega con hambre de todo tipo. Aunque un buen tiberio siempre tiene tres elementos esenciales en común: comida auténtica, un enclave acogedor y algo especial y un aire espontáneo, desenfadado, real y directo. Nada de cursiladas ni de tonterías. 

Ir a un Tiberi es saber que vas a comer bien, pero también que vas a conocer a gente nueva e interesante. A vivir una experiencia con personas que comparten el mismo entusiasmo por el buen comer

El diseño gráfico y un gusto exquisito por la estética y la imagen han sido un elemento clave del éxito rotundo de Tiberi Club, aunque a Rocío le gusta pensar cómo sería Tiberi sin Instagram: “Tendríamos que poner pósters por las calles, o dejar tarjetas en restaurantes para que la gente nos enviara un e-mail… Sería mucho más pequeño pero sería, a veces pienso, más mágico”. Sea como sea, el cocinero seguiría estando en el centro de su proyecto; le quieren, quieren cuidarlo, y quieren que lo pase en grande porque lo importante es que él lo de todo para que, después, lo recibas tú. 

Este fin de semana el club cumple un año, con cerca de cuarenta festines realizados y alrededor de 500 tiberianos alimentados a sus espaldas. Algunos, por descontado, repiten; como Luz, Marta, Diego… Y, si todavía no has tenido ocasión de unirte al club, lee atentamente estas líneas porque las noticias vuelan: el primer fin de semana de noviembre Tiberio y los suyos te esperan en BACANAL: compartiendo se entiende la gente (y a la gente) para seguir haciendo de las suyas. Un espacio tiberiano cedido gentilmente por Palo Market Fest en el que pasarán cosas dispares: pócimas, talleres, charlas y, por supuesto, un Tiberio como el que la ocasión manda de la mano de una de las chefs favoritas del club, Jenny, de Mellow Sheng, y 100% vegetariano. 

El evento se enmarcará dentro de la edición Alternative Food de Palo Market Fest, que contará con Tiberi Club como anfitriones y apostará por el futuro de la alimentación los días 2 y 3 de noviembre. La edición entera girará alrededor de la cocina del futuro, con dietas medioambientalmente sostenibles influenciadas por la cocina vegana, vegetariana o macrobiótica y un rechazo absoluto al food waste. Además, podremos disfrutar de una conversación – a modo de sobremesa– con el chef Sergi Meià, promotor del movimiento slow food, la diseñadora gastronómica Elsa Yranzo y, por si fuese poco, los responsables de l’Institut de Ciències del Mar. Mucho Pizzeria (apadrinados por Moritz), Frankie Gallo Cha Cha Cha (apadrinados por Aperol) y Ultramar Club (apadrinados por Fever-Tree) combinarán sus propuestas gastronómicas para ofrecer un éxtasis culinario nunca antes visto.

El objetivo de Tiberi, ahora, es que el club vaya creciendo y volviéndose más autosuficiente. Y aunque el número de comensales en las cenas no vaya a crecer, sí planean expandirse a otras ciudades de Europa, como Londres o Madrid; un nuevo paso de gigante que planean dar a partir de enero. Mientras tanto, ya sabes: “Al pan, pan y a Tiberio, de todo”.

El próximo 2 de noviembre, a la 13:00h, en Palo Market Fest. Por 37,5€ (entrada al mercado incluída). Plazas limitadas. Si no quieres quedarte sin la tuya: vuela.