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Thom Yorke es uno de los músicos más importantes de nuestra generación. Conocido mundialmente por ser la cabeza pensante de Radiohead, posiblemente la banda más importante e influyente de nuestro siglo, el inglés también tiene una carrera en solitario y una vida que gira alrededor del activismo.

Hace dos años que Radiohead sacaron el excelente A Moon Shaped Pool, con el que llevan girando desde entonces. Aún así Yorke no ha parado: ha hecho varios conciertos en solitario (contando una maravillosa actuación en el Sonar 2018) y es el encargado de la BSO del remake de ‘Suspiria’, la mítica película de Dario Argento a la que Luca Guadagnino ha dado un repaso este año.

Thom Yorke en su vertiente más activista comparte ‘Hands Off The Antarctic’ para Greenpeace

La banda sonora Suspiria constará de dos discos, 80 minutos de música de los que ya conocemos cuatro cortes: ‘Suspirium’, ‘Has Ended’, ‘Open Again’ y ‘Volk’. En ella encontraremos instrumentales claramente inspiradas por películas de terror de los 70; pero también canciones que, aun tener una producción minimal, tienen un toque de grandilocuencia típico del artista. En estas canciones las letras no han sido inspiradas por la narrativa de la película, sino por el aspecto político más actual de nuestros días, incluyendo Donald Trump, el Brexit y la temática medioambiental.

Y es que el medio ambiente es uno de los aspectos de nuestro mundo que más preocupan a Thom Yorke. Vegetariano, activista político y medioambiental, el líder de Radiohead es colaborador habitual de las causas de asociaciones como Greenpeace. Lo último ha sido cederles una canción como apoyo para su misión de proteger el Océano Antártico del cambio climático. Yorke ha dicho en un comunicado que el Antártico es naturaleza pura, uno de esos sitios que tienen que mantenerse salvajes y no deben ser destruidos por la huella humana.

La canción trata de querer detener esa huella, esas violentas pisadas con las que los humanos nos estamos cargando nuestro propio mundo. Un track llamado ‘Hands Off The Antarctic’, instrumental de pura electrónica, en el que un crescendo constante nos aporta una sensación de alarma y peligro.

Desde Greenpeace se quiere crear un área de protección para el ecosistema marino y terrestre de la Antártida llamado Antarctic Ocean Sanctuary, y es que nos cuentan informes del pasado junio que se han encontrado restos de microplásticos y otros materiales contaminantes en la nieve y en el océano de la Antártida. Ya no es un tema de protectoras: es un tema que nos concierne a nosotros y a las futuras generaciones que poblaran la Tierra.