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Cuando uno observa las fotografías de Takehito Miyatake, la belleza tan honesta que desprenden esas luces capturadas, congeladas en el tiempo y condensadas en imagen, nos acaban pareciendo irreales de lo abrumadoras y enigmáticas que resultan. No hablamos de las clásicas fotografías de naturaleza de The Nacional Geographic, sino de un tratado artístico, donde la luz se transforma en pintura y la cámara en pincel.

‘La fotografía es una expresión de la luz. La luz es compleja y su reflejo despierta multiples sensaciones’

El trabajo de este fotógrafo japonés recorre la geografía japonesa buscando y registrando las maravillas que nos ofrecen las luces de la naturaleza, y las provocadas por el hombre. Luces efímeras que en contraste se quedan grabadas en la mente, y en el negativo. En propias palabras de Takehito Miyatake: ‘La fotografía es una expresión de la luz. La luz es compleja y su reflejo despierta diversas sensaciones. Siento un cierto misterio y fascinación con la calidad y cualidad de la luz en japón, y lo naturalmente enigmática que resulta.’