Somos testigos del dinámico ir y venir de restaurantes por la capital. Los hay que duran, que no tienen éxito y cierran, que van perdiendo fuelle con los años, que se inscriben como tendencia y duran el tiempo que marca una temporada, aunque luchen por sobrevivir, y otros que decididamente se hacen tal hueco en la oferta gastro que quedan como referente en la ciudad y cumplen nada más y nada menos que una década, convirtiendo su futuro es un suma y sigue y enfrentándose invencible al peligroso último grito de la moda más tragona.

Abierto en Madrid en 2005, Sudestada es el punto de encuentro de sibaritas que buscan que la comida asiática no solo les sorprenda sino que les envuelva con sus sabores auténticos de materia prima local. Un proyecto nacido de las manos del chef Estanis Carenzo y Pablo Giudice, que durante estos 10 años ha ido marcando las bases de esa cocina en el que frescos sabores se mezclaban con otros más intensos, celebrando la incorporación del jengibre, el lemon-grass, los chiles o el cilantro a nuestra ya rica dieta mediterránea.

Son muchos los chefs de prestigio que en sus ratos libres o tiempos de descanso, se dejan caer por los fogones de Sudestada. Pregunten a David Muñoz

Si sus currys son famosos ya en la ciudad, a la zaga le van sus nem rellenos de carne o bogavante, su picanha a la brasa, sus excelentes chicharros, sus shuiyiao que te ponen un pie en el cielo o su arroz de anguila y yema de huevo que, sin duda, te redime de tus pecados. Platos que representan ese espíritu fusión de sus primeros años y cuyo producto bailotea en constante evolución. Más de 250 ingredientes al servicio, y para mayor gloria, de esa nueva gastronomía asiática que no descuida su milenaria tradición y que se enfrenta al comensal en formato de carta de 7 pasos, o 9, en función de la demanda y del día, según qué platos.

Años de mezclas de clásicos y novedades en los que la experimentación ha alcanzado también a las bebidas a compartir mesa y mantel, a través de una carta líquida que ahonda en la exclusividad de cualquier variante de destilados y que no minimiza el nivel que exige cualquiera de las creaciones de Carenzo. El chef bonaerense, curtido en mil fronteras, más interesado por ofrecer la máxima precisión en ese exotismo para el paladar, ha hecho de Sudestada la embajada culinaria de Asia en Madrid, lo suficientemente alejada de cualquier tipo de mercadotecnia o mediatización que el sector jamás debiera necesitar para vender un producto de primera. Que los platos hablen por sí solos.