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Ariana Díaz Celma

Hoy os hablamos de Santagloria, la versión cosmopolita y con aires escandinavos de L’Obrador, una de las panaderías de cabecera de la zona alta de Barcelona. No es que aquí se olviden del pan artesano de su hermano mayor y predecesor, que lo hay, sino que su oferta de pasteles, galletas con forma de gingerbread man -entre otras-, las magdalenas con álter ego de Cookie Monster, los brownies y los smoothies cobran más fuerza que en el anterior. Este referente de la panadería y la pastelería local se sitúa en distintos locales, todos capitaneados por la madera, las mesas comunales que te lanzan a compartir apetitosos pasteles y una atmósfera acogedora que bien merece una visita. No obstante, aunque a simple vista pueda parecer un invento del siglo XXI, detrás de este negocio se esconde la historia de una familia que se ha dedicado durante 150 años al pan. ¿Quieres conocerla?

Como hemos dicho, la familia Gallés lleva 150 años dedicada al pan. Esto significa un total de cuatro generaciones produciendo pan con fermentaciones de muchas horas, materias primas exquisitas, ingredientes eco y productos de kilómetro cero siempre que la receta lo permite. Hoy en día es Jordi Gallés el digno sucesor de esta saga, también encargado de dar vida al Santagloria con un éxito rotundo. Abrió su primera tienda en julio de 2011 y su buen hacer ha hecho que el negocio se multiplique casi por diez. Imaginamos que el auge que ha tenido el sector de la panadería entre los más sibaritas en los últimos tiempos también ha ayudado a que Santagloria se sitúe como el favorito de muchos paladares gourmet. Quitando clásicos como el pan de nueces o espelta, nos sorprendieron gratamente combinaciones como la de bacon y cebolla. Exquisita.

Hablemos ahora de la naturaleza cambiante del lugar a lo largo del día. Cada mañana a las nueve abre sus puertas para servir desayunos caseros. Podrás encontrar bocadillos, bollería, cafés eco, zumos naturales, minis de pan de linaza y avellanas con jamón ibérico y croissants con mantequilla de la Cerdaña. El lugar ofrece la oportunidad de leer el periódico o compartir impresiones con tus compañeros de mesa. A partir de las 14:00 horas puedes degustar sus cocas de verduras frescas, ensaladas de mozzarella, la focaccia al aceite de oliva o de escalibada y queso de cabra, los enrollados de pollo y brie, sanwiches alemanes, bocadillos de pan rústico con jamón ibérico, quiches, ensaladas de pasta integral y mucho más. Los postres para tan deliciosa comida suenan tan bien como el pastel de chocolate negro con naranja, coulants, bandas de hojaldre con crema y frutas y cafés seleccionados. La última sesión en Santagloria empieza a la hora de la merienda, en la que te recomendamos su brownie de chocolate belga (sí, aquí se saltan la política de kilómetro cero), el pastel de hojaldre con manzanas golden, el muffin de yogur con arándanos, su plumcake de chocolate y plátano, el de fruta de temporada o las cookies de doble chocolate. Podrás acompañarlo con sus tés, cafés y el magnífico chocolate deshecho.

¿Lo mejor? Si realmente te gusta la repostería, organizan talleres de todo tipo, de los que puedes obtener información a través de su facebook con un clic AQUÍ.

¿Te hace?