By
Bru Romero

Cada vez nos vamos convenciendo que en esto de la gastronomía, lo mejor es salir bien comidos. A todos nos gusta que el sitio sea bonito, incluso de diseño, pero lo más importante es que al salir del local en cuestión, lo hagamos plenamente satisfechos con el servicio y con el menú elegido y no apesadumbrados por haber malgastado nuestro tiempo y nuestro dinero. En Sal Negra no pasa ni una cosa ni la otra.

Localizado fuera del circuito gastronómico por antonomasia pero provocando que las coordenadas valgan la pena, Sal Negra es otro de los puntos de referencia a destacar si lo que pretendemos es dejarnos embriagar por los sabores de toda la vida y la tradición hecha mejor opción.

Si lo tuyo es el buen pescado, no te preocupes que aquí la excelencia está más que asegurada

Producto de mercado y elaboraciones que dada su simpleza nos roban el aliento a cada bocado, son las directrices que su experimentado chef Paco Pereira confiere a cada una de las especialidades de la casa. Elecciones que en el caso de Sal Negra, vienen en formato para compartir y que sin perder de vista sus raíces gallegas, juega con texturas y sabores de Navarra hasta Perú con la única intención de que el comensal disfrute sin dejar de probar.

Una variada selección de sabrosas propuestas que tienen en sus ostras gallegas, croquetas de chipirones con boina de ajoaceite, ortiguillas con pimientos de padrón, buñuelos de bacalao, callos con garbanzos o empanadilla de bonito, la sugerente antesala de lo que será un posterior paseo entre arroces con gambas o chipirones, delicias de merluza en tempura, tiraditos de lubina con ají amarillo, steak tartar en rulo de aguacate, taquitos de solomillo al ajillo filloas de crema y tiramisú para no decaer en los postres.

Un local que sin perderse en los minimalismos que hoy se estilan, ofrece una materia prima a la que solo le falta que se le cante una saeta por buena, rica y necesaria al paladar. ¿Necesitas algo más?

Detalles