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Rubén Ochandiano se coló en el salón de un buen montón de adolescentes gracias a su papel en la popular Al salir de clase. Tras trabajar en varias series de éxito decidió dar el salto a la gran pantalla. Y lo hizo de la mano de directores como Pedro Almodóvar, Steven Soderbergh, Alejandro González Iñarritu, Gabriele Salvatore, Montxo Armendariz o Iciar Bollaín. Se ha estrenado, además, como director con el cortometraje El paraíso, por el que ha recibido diversos premios en numerosos festivales, y ha llevado a cabo su propia versión de La gaviota de Antón Chéjov. Pero la cosa no queda aquí. Ochandiano acaba de presentar ahora la que ha sido su primera novela, Historia de amor sin título, una balada pop y una carta de amor al cine que, en un principio, iba a ser el guión de una película… En good2b le hemos entrevistado.

¿Por qué Historia de amor sin título no pudo convertirse en película?

Porque nadie la quiso, a ningún productor le interesó lo suficiente como para atreverse así que se quedó en un cajón hasta que me dieron la posibilidad de que fuera una novela.

¿Crees que la crisis que azota el país en general y la cultura en particular tuvo algo que ver?
Es verdad que decían que era una película más festivalera que comercial y que yo no tenía ningún crédito como director pero cuando intenté levantar esta producción estaba ya en pleno apogeo la crisis. Además, todo el mundo tenía ya la intención de hacer la peli palomitera del año y este no era material para eso. Creo que la situación del cine en España es aburrida.

La película que acabáis de rodar, Cuento de verano, ha sido financiada a través del crowdfunding. ¿Crees que es una solución?
Es una puta mierda. Es genial que tanta gente sienta el compromiso de poner diferentes cantidades de dinero para que se lleven a cabo los proyectos pero, no nos equivoquemos, éramos 60 personas con un currículo abrumador trabajando 30 horas al día sin cobrar y eso no puede ser.

¿Emigrarías entonces?
Me parece saludable y refrescante vivir fuera del clima nacido pero como actor tengo más posibilidades aquí. Fuera tendría que empezar de cero. Pero vete tú a saber. La cosa es estar en activo y hacer lo que a uno le pida el cuerpo.

Has trabajado con directores como Pedro Almódovar, González Iñárritu o Icíar Boallín. ¿Con quién te has sentido más cómodo?
Conmigo mismo y con Carlos Dorrego. En «Cuento de verano» hemos podido respetar los tiempos que en un rodaje normalmente no se tienen en cuenta. Se ha cuidado mucho a los actores, algo que no pasa con asiduidad. Pero he tenido la suerte de trabajar con directores con los que he estado casi siempre comodísimo. Dentro, eso sí, de todo lo cómodo que te puedes sentir con gente a la que admiras como Pedro Almodóvar. En cine, todas las experiencias menos una, con Manuel Lombardero, han sido gozosas.

Has hecho cine, televisión, teatro y ahora literatura. ¿Qué disciplina prefieres?
No creo que tenga que elegir, ¿por qué renunciar? Lo quiero todo.

¿Que hay de Rubén Ochandiano en Historia de amor sin título?
La pulsión para intentar comunicar nace de algo íntimo. Hay una zona que tiene que ver con las vivencias y los recuerdos, siempre empujadas al terreno de la ficción y otras que son directamente ficcionadas. El punto de partida del libro fue una ruptura personal y es verdad que mi talón de aquiles es la ansiedad, hasta el punto que llegó un momento que me inhabilitaba.

¿Las historias de amor tienen título?
Creo que tenemos tendencia a querer poner título a todo y pienso que es mejor quedarte con lo vivido y tratar de no ponerle nombre. En este caso, el tíutlo de la novela viene porque en el «Crepúsculo de los dioses» hay una escena en el que aparece un borrador cuyo título es «Untitled love story» y me encantó. Así que cuando me puse a escribir mi guión pensé que era genial robarles ese título.

¿Cómo crees que es el amor del S XXI?
Creo que estamos entrenándonos en la pérdida, en el desapego, en relaciones de usar y tirar. Para mí, el amor no tiene que ir acompañado de sexo y no tiene que ver con el enamoramiento. Necesito el amor para mi salud mental. Ahora no estamos acostumbrados a pelear por algo, estamos súper intoxicados por el cine. Es decir, es muy difícil resistirse a las mariposas en el estómago y eso no tiene que ver con el amor ni te va a salvar. El amor es lo único que te salva.

Tu hotspot favorito en Madrid es…
Me encantan las cafeterías de los hoteles en general. La cafetería del Hotel Emperador es un sitio un poco antigüete pero me encanta ir.

No puedes parar de escuchar en modo repeat…
YouKali: tango habanera de Kurt Weill.

Nunca pensabas que terminarías…
Dándome el permiso de disfrutar del sexo.

Para ti ser good2b es…
Poder trabajar en lo que uno desea.