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Las obras de Marina Abramović han cautivado y horrorizado por partes iguales a millones de personas en todo el mundo. The Life fue su última performance, una experiencia de realidad mixta en las Serpentine Galleries de Londres.

Marina Abramović: The Life es una experiencia en realidad mixta en las Serpentine Galleries londinenses

Abramović empezó su carrera en Belgrado, en los 70. Pionera de la performanceartista, ha creado algunas de las piezas más importantes del formato desde sus primeros días. Siempre ha hablado de y a través del cuerpo humano, explorando sus límites mentales y físicos.

Tras sufrir dolor, cansancio y verdadero peligro en su viaje a través de la performance, Abramović se ganó el status de verdadera maestra del arte moderno. Con retrospectivas en todos los mejores museos del mundo, y performances en la mayoría de ellos (algunas con meses de duración), todo lo que hace se convierte en oro.

La artista en los estudios Tin Drum. Cortesía de Tin Drum/Marina Abramović

Ahora, la artista serbia regresó a la Serpentine Galleries de Londres para desarrollar una nueva performance. En 2014 realizó allí 512 Hours, una performanceen la que interactuaba con visitantes durante 512 horas de su vida. La semana pasada, su nueva performance tuvo que ver con la realidad mixta.

Marina Abramović: The Life fue la primera performance de la serbia en utilizar la tecnología de realidad mixta. La realidad mixta es la combinación de la realidad aumentada y la realidad virtual, una combinación que permite crear nuevos espacios en los que interactúan tanto objetos, como personas reales, como personas virtuales. A través de esta performance de 19 minutos, los visitantes pudieron interactuar con una versión virtual de Abramović además de con ellos mismos y aquellos otros visitantes que también estaban en la sesión.

Imagen de los visitantes de la performance. © Simon Dawson/Reuters

Con este proyecto, una colaboración con Tin Drum (un estudio americano e inglés que trabaja con realidad mixta), Abramović buscó explorar los límites de su cuerpo, como sujeto y objeto, en un territorio que le es desconocido: la intersección entre tecnología y performance. Otro límite superado por la artista serbia, que no sabemos hasta dónde podrá llegar.

Cartel promocional de la performance, con el avatar virtual de la artista. Cortesía de Tin Drum/Marina Abramović