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Bru Romero

Cuando la competencia te rodea es complicado sacar la cabeza y saborear las mieles del éxito pero cuando lo que ofreces se convierte en algo, decididamente, indispensable, da igual la que te pueda rodear que siempre marcarás la diferencia. Si no conoces Limbo ya es hora de que des el paso y evites que nadie te lo cuente. El que avisa no es traidor.

Situado en el bajo del Bastardo Hotel y aunando cervecería y asador en uno, Limbo es el oasis de los paladares más canallas. Su especialidad es el pollo a la brasa, sus hamburguesas el delirio de los más carnívoros y el olor que emana de sus fuegos, el reclamo para los más rezagados. El chef argentino Javier Brichetto da en el clavo con Limbo, el hotspot definitivo si lo que buscas es algo original en un espacio de lo más divertido y variopinto.

Si no has probado los pollos de Limbo, es que no te gusta realmente el pollo

El horno cisterna de Limbo es la verdadera atracción de un restaurante donde a las sabrosas brasas de Brichetto se le unen las cervezas mejor tiradas o de importación (su pale ale, Bastarda, es sencillamente top) que saben maridarse a la perfección con unos entrantes como la berenjena a la brasa sobre queso labneh, sésamo y pistachos; ensalada de bimi con hinojo crujiente, vinagreta de naranjas asadas y queso feta; queso provolone a la chapa con pimientos asados; pepito cheese de picaña a la parrilla con huevo a la plancha, provolone, lechuga, tomate y pan de pueblo; costilla de cerdo ahumada con salsa bbq Jack Daniels o su pollo asado al carbón, por el que muchos matarían, que en brasas de leña de encina tras 2 días marinado (ají panca peruano, chipotle, aceite de oliva, sal y pimienta) es el gran éxito de un Limbo que te lleva a otra dimensión.

Como no te vas a saltar el postre, que ya te conozco a ti, pídete sus tarros de tarta de limón o flan de dulce de leche que, sin duda, completarán la experiencia hasta niveles pocas veces experimentados. Babas.

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