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Raquel Bueno

Leïti Sene es la viva muestra de que la escena musical en Barcelona palpita más fuerte que nunca. Cutemobb, la plataforma que el joven artista catalán ha creado junto a su grupo de amigos y colaboradores, un proyecto que representa muy bien la esencia del colectivo y del sonido que se está creando actualmente en la capital catalana. Formado por los vocalistas Bikôkô, Jesse James, Sam DaviesAnouck; los productores Bexnil, iseekarlo, ChineseGuy2021, Malek!! y BoofKidd; los bailarines Alu, HarySafu; y los diseñadores ByLeguard y Ugo Boulard, se trata de un colectivo de jóvenes creativos centrado en la música urbana, el arte y la moda. El pasado viernes 6 de noviembre salía a la luz Cute Tapes, su mixtape de presentación con colaboraciones muy potentes de artistas como Yung Beef, Aleesha, Rojuu, El Mini y Juicy BAE, y no hemos logrado todavía parar de escucharla. Hablamos hoy con Sene sobre su nuevo proyecto, la escena musical actual, las consecuencias de la pandemia para la creación musical, el artista del siglo XXI y mucho más. F: Leïti Sene junto al resto del colectivo Cutemobb, a través del objetivo de Aleix Barau. © Aleix Barau

«En España, la escena musical está creciendo mucho. Ahora está saliendo de verdad lo que es el hip hop español»

Antes que nada, felicidades por Cute Tapes y por este nuevo proyectazo. La mixtape suena muy, pero que muy bien. Cuéntanos, ¿cómo nace Cutemobb, qué es ahora y qué te gustaría que llegue a ser en un futuro cercano? Pues, básicamente, Cutemobb nace del grupo de nuestros colegas. Llegó un momento en el que nos dimos cuenta de que todos tocamos todas las vertientes del arte, bastante 360º, de lo que ahora se lleva un poco: música, ropa, audiovisual, videojuegos… Y pensamos que lo mejor que podíamos hacer, ya que llevábamos como 3 años trabajando sin una plataforma, era de alguna manera ponerle nombre. Y esto es un poco lo que estamos haciendo. Con un equipo de management detrás para que todo el mundo pueda trabajar más a nivel artístico, poder empezar a influir más y a hacer más ruido.

Además de representar muy bien la esencia del colectivo, Cute Tapes materializa el sonido que se está creando actualmente en Barcelona. ¿Cómo suena tu Barcelona y cómo describirías la escena musical local actual? Pienso que sí que materializa el sonido que se está creando actualmente en Barcelona. Lo que tiene Barcelona es que tiene muchas culturas de fuera, tiene mucha multiculturalidad y al final eso se nota en nuestra música. Tenemos influencias de todas partes y ya puede sonar un beat africano, como algo súper de Estados Unidos, como algo de aquí; y además hay gente que canta en catalán, castellano, inglés… Al final todos llevamos escuchando música de todo el mundo desde pequeños por nuestros padres, y esto pasado ahora por la vertiente del hip hop y el trap y tal es un poco lo que está sonando y se está creando.

Leïti Sene a través del objetivo de Aleix Barau. © Aleix Barau

¿Y la española? A nivel España, pienso que la escena está creciendo mucho también, que está cogiendo inspiraciones de todo el mundo. Antes quedaba todo en un registro bastante raro y tampoco había mucho volumen y todo el mundo presentaba lo que para ellos tenía que ser, y ahora parece ser que hay un poco más de unidad, con todo el tema del drill, Morad también, pienso que hay una escena bastante guay y que ahora está saliendo de verdad lo que es el hip hop español.

«Desde el primer día en que pensé en hacer música sabía que podría vivir de eso. Confiaba en lo que tenía y en lo que tengo aún»

En este sentido, ¿cómo crees que ha afectado la pandemia –y toda su gestión por parte del gobierno español y catalán– a la creación musical? ¿Cómo te ha afectado a ti, a nivel creativo y profesional? La pandemia creo que, no sé… Es todo manipulación y no creo demasiado en la gestión del Gobierno. Al final, intento representar lo que para mí es vivir libremente y tener libertad, estar con mis colegas y hacer lo que quiero y seguir viviendo de la música. Realmente no me ha cambiado mucho la vida, estoy con ellos aquí, en casa, haciendo lo mismo, y bueno te jode porque no puedes hacer mil cosas, pero ya sabes que es así y que será así y te espabilas de otras maneras. Al final, se puede ganar dinero de muchas maneras, no solo cantando. Aprovechar y mirar hacia otros objetivos. Así que, bien, al principio sí que era raro, pero ahora ya forma parte de mi vida y de lo que estamos haciendo. Ya hemos planteado lo que podemos hacer y estamos encontrando soluciones por nuestra parte. No confío mucho en lo que el Gobierno me vaya a decir, ya no me voy a esperar.

Aunque cuando se habla de ti la mayoría de la gente piensa en música, empezaste siendo bailarín. ¿Cómo pasaste de bailar música a querer componerla? Pues sí, ¿cómo empecé? Pues me pasó un poco que tenía 17 años y estaba ya bastante montado en el mundo de la danza: estaba ganando batallas a nivel nacional y alguna a nivel internacional incluso. Tenía un par de compañías aquí y además estaba dando clases, así que ganaba bastante dinero de la danza. Veía que tampoco podía llegar mucho más lejos aquí en España y había un momento en que notaba a nivel artístico que se me quedaba corto el mundo de las batallas y la competición, y no le veía mucha salida. De toda la vida siempre he cantado un poco. Te haces grande, vas acercándote a estudios y todo el rollo y vas viendo que quizás te llena un poco más y realmente es como más grande el mundo. Para mí, en mi cabeza, se me hace más grande el mundo de la música, y tengo más lugares que explorar. Y nada, aquí me quedé.

Parte del colectivo Cutemobb a través del objetivo de Aleix Barau. © Aleix Barau

¿Recuerdas el primer momento en que pensaste seriamente que podías llegar a vivir de la música? Yo creo que desde el primer día en que pensé en hacer música sabía que podría vivir de eso. Nunca he dudado de que, si hacía bien las cosas, iba a salir bien, confiaba en lo que tenía y en lo que tengo aún. También sabía que la gente no me iba a entender rápido, porque tengo influencias de fuera y empecé cantando en catalán. Me busqué la vida, empecé a buscar marcas, intenté entrar en la industria de otra manera, como personaje más polifacético y ganando dinero de esa parte. Sabía que poco a poco irían llegando las visitas y se explotaría más como ahora. Pero eso, siempre me he buscado la vida un poco así. Nunca me he esperado realmente a llegar a vivir de la música, ya me lancé a eso, ya me lo hacía para vivir de la música y de lo que supone.

«No me podría ir de Barcelona, no me veo haciendo música en otro lugar que no sea aquí»

Barcelona es una muy buena ciudad para la creación artística, ¿pero se puede realmente vivir de la música (y del arte en general) en esta ciudad? Realmente, es que tengo un amor yo por Barcelona… Y no me podría ir de aquí, no me veo haciéndolo en otro lugar que no sea aquí. Me gusta representar lo que soy: soy muy de aquí, mis colegas están aquí, y pienso que al final lo que tiene Barcelona es que quizás no llega tanto dinero. Madrid lo que hace mucho es coger un poco la industria, influenciarse mucho de la industria de aquí, de lo que está saliendo, y tiene el capital allí, tiene las herramientas para hacer una industria fuerte. Lo que pienso es que al final Barcelona es donde nace todo un poco. Quizás soy muy fan de Barcelona, pero lo siento así.

¿Cómo dirías que ha evolucionado tu música desde Samxsen hasta hoy? Al final he querido expresar un poco lo mismo, y cada vez tengo las herramientas, que serán mi voz y mi mente, más perfeccionadas, y cada vez me puedo expresar mejor. Pero me noto haciendo el mismo ejercicio artístico que hacía en ese momento, que era vivir y expresarlo a través de melodías, de un hype y de texturas. Al final pienso que no soy muy de barras, sino que soy de acabar la canción y que esta tenga un registro de voces y de sonidos que creen una atmosfera. Y eso es lo que estoy perfeccionando actualmente, cada vez me estoy encontrando y puliendo más. Encuentro como más pulida la escultura, ¿sabes? Al principio era una piedra gigante y ahora pues ya tiene más forma y todo se ve mejor y se entiende.

El colectivo Cutemobb a través del objetivo de Aleix Barau. © Aleix Barau

Pese a que eres un artista autodidacta y tu talento es innegable, tienes las ideas muy claras y parece que sabes muy bien hacia dónde vas, aunque a veces te dejes llevar. ¿De dónde te viene esta capacidad de disciplina y en qué medida dirías que ha contribuido a tu éxito como artista? Yo creo que la disciplina me viene de la danza. Bailar es repetir y sabes que cuanto más lo repitas, más limpio va a estar el movimiento. Yo era mucho de estar en casa frente al espejo haciendo eso. Es lo que he venido a hacer aquí, no me siento haciendo otra cosa. Así que, a perfeccionarlo, a hacerlo a gusto y a disfrutarlo. Como más horas lo pueda disfrutar, mejor, y con la gente más cercana al lado. Al final lo he conseguido. Tengo la gente a la que quiero más trabajando conmigo, haciendo lo que más nos gusta y disfrutando todos. Así que, como más le metamos todos, más alto podremos llegar. Y tengo un poco esa mentalidad desde pequeño, también quizás porque tengo una obsesión con el dinero, creo (risas). Aunque no haga nada por dinero, sé que este mundo da mucho dinero y sé que como más se eleve mi potencial artístico más va a costar mi obra. Si lo miro dentro de cinco años en perspectiva tendré la imagen que quiero tener.

«Hablo de tres cosas en mi música: dinero, drogas y mujeres. Para mí es esto lo que representa la libertad aquí, en la sociedad capitalista en la que vivimos»

Durante una entrevista en el programa Al Cotxe de TV3 explicas que en el futuro te gustaría vivir con tu pareja en una masía en la montaña y tener trece hijos, un huerto, animales… Es lo que te digo un poco, a raíz de mi obsesión por el dinero me di cuenta de que era porque el dinero para mí significa libertad. Al final, yo hablo de tres cosas en mi música: dinero, drogas y mujeres. Porque, para mí, quizás es esto lo que representa la libertad aquí, en la sociedad capitalista en la que vivimos. Y un poco todo visto desde el punto de que, si tienes dinero, puedes hacer lo que tú quieras y nadie te puede decir nada. Por eso quizás lo quiero, para ser lo más libre posible… No tengo ningún afán judío de tener, al final me gasto todo lo que tengo. Es más para quemarlo todo y para que no le falte a nadie y todo vaya para arriba. Y que muramos como queramos y no como ellos quieren. Eso va ligado al final a vivir en la montaña, para mí vivir en la ciudad, trabajar para comer y el sistema en general, va un poco en contra de lo que soy. Esto ya es una reflexión muy deep, pero pienso que nos tienen manipulados desde hace mucho tiempo y que la vida real está conectada con la naturaleza, la familia, los animales y el mundo. Y no encajar en un sistema que no le cuadra a nadie. Por eso supongo que mi vida ideal es ahí, y todo eso vendrá si hago bien lo primero, que es lo que estoy haciendo ahora.

¿Qué papel imaginas que jugará la música en tu vida cuando eso ocurra? Nunca me he planteado la música como algo en lo que ya me llegará el dinero, si no que me lo he buscado desde el minuto uno a través de lo que significa eso. Pienso que tampoco cambiará mucho mi vida en ese momento, porque tendré dinero y haré música un poco con la misma intención que lo hago ahora, que es perfeccionar la escultura que te decía y traer buen arte al mundo. Quizás ahora tengo más presión porque aún no vivo del todo como quiero y quizás hago más música o quizás estoy un poco más industrializado, capitalizado, y en ese momento estaré más relajado. Yo voy a seguir haciendo música con mis amigos porque es lo que me gusta hacer. Pero si no va a ser así, no lo haré. Creo que la disfrutaré igual que ahora.

¿Cómo es, en tu opinión, el artista del siglo XXI? ¿Qué consejo le darías a los jóvenes que quieran llegar a estar donde tú estás ahora? Pienso que el artista del siglo XXI renueva un poco el mundo renacentista y que el artista ya no solo toca una vertiente. Internet ha hecho posible que todo el mundo sepa un poco de todo y que todo el mundo se pueda manifestar. Ahora para ser artista ya no sirve esa persona que solo tiene buena voz o buena cara o que solo pinta bien. Tienes que tener un perfil: que a la gente le guste como hables, qué fotos cuelgas en redes, qué ropa te pones, qué música escuchas. Creo que al final el artista representa un todo, todos estos campos a la vez. Por ejemplo, Kanye West, que lo representa muy bien, tiene en todas las vertientes del arte algo suyo que es bastante potente, y eso lo convierte en uno de los artistas más revolucionaros de este siglo.