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Ariana Díaz Celma

Hace días que en Barcelona andábamos con la mosca detrás de la oreja. Probar las bondades de Le Pain Quotidien tan sólo en nuestras escapadas de Madrid nos sabía a poco. Por suerte, ahora tiene sede en Barcelona, en la céntrica calle Provenza, justo delante de La Pedrera para ser exactos. Y, en tiempo récord, sus panes y pastas ya han hecho llegar al séptimo cielo a los habitantes de la ciudad condal. Es en este espacioso local donde podemos degustar las bondades de Alain Coumont, su fundador desde que en 1990 abrió el primer establecimiento en Bruselas para poder degustar desayunos tal y como a él le gustaba encontrar en las panaderías. La capital belga pronto cogió el gusto por el pan tradicional que allí se hacía, inspirado en la receta secreta de la abuela de Coumont, oferta que pronto se vería ampliada por una sabrosa selección de ensaladas y tartines, aunque siempre manteniendo el pan como piedra angular del menú.

Casi un cuarto de siglo después de su creación, Le Pain Quotidien desembarca en Barcelona con su gustosa variedad de panes, tartines -rebanadas de pan típicas de Bélgica con todo tipo de toppings, desde jamón ibérico a pollo al curry-, así como pasteles, quiches, ensaladas, fondues y sopas. Algún otro plato consistente redondea la carta, como es el caso del muy recomendable risotto, que cambia el arroz por la sémola y da como resultado una receta suculenta y sabrosa. Así es como pretende convertirse en punto de encuentro de desayunos, brunches, almuerzos, comidas y cenas.

Bien podrás imaginar, por la definición de lo que podemos encontrar en Le Pain Quotidien, que el entorno en el que se encuentra viene marcado por los valores de la sostenibilidad. El local está inspirado en las casas de campo belgas, con un mobiliario hecho a base de madera recuperada -no se ha sacrificado ningún árbol para su fabricación-. Su iluminación también se basa en la eficiencia energética, los artículos de limpieza son respetuosos con el medio ambiente y el packaging está hecho con papel reciclado. Las mesas están hechas con la filosofía comunal de ser compartidas. Una tendencia de la que estamos muy a favor.

Como bien sentencia Alain Coumont: «Es tan simple lo que quería: pan, abundante y sano, con una rebanada firme y una corteza fina». 

Detalles




  • Dirección: C/Provença, 300 Barcelona