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La oferta de restaurantes italianos en Barcelona es amplia. La verdad es que se podría hacer un extenso reportaje sobre los muchos -y buenos- lugares con influencias del país de la bota, pero hoy nos hemos fijado en Le Cucine Mandarosso. Este pequeño restaurante con más de siete años de vida (los celebraron el mes pasado) se encuentra en una de las angostas callecitas del mítico barrio de la Ribera que desembocan en el Palau de la Música. Es por ello que no es extraño que los fines de semana se puedan ver a grupos ‘trajeados’ de gente, mezclados entre el público joven y moderno que de por sí frecuenta Le Cucine. Huelga decir que desde fuera tampoco parece que lo que haya dentro sea un pequeño diamante en bruto en forma de restaurante, pero esa es una de las cualidades de Le Cucine.

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Al entrar uno descubre que las poco más de diez mesas con las que cuenta están siempre llenas. Eso ya es buena señal (por lo que, obviamente, recomendamos llamar y reservar antes de ir).  Sus paredes de ladrillo, la luz tenue y acogedora y el delicado aire rural de la decoración hacen que desde un primer momento uno sienta la calidez de un lugar pensado a conciencia. La delicadeza de alguien que se ha propuesto alejarse de la típica carta de restaurante italiano de pizza y spaguetti y que ha sabido dar en el clavo con una decoración de aires vintage, en la que además podrás comprar un surtido infinito de pastas italianas difíciles de conseguir, bebidas típicas como el Chinotto (una especie de cola amarga), el Crodino, la limonada Cedrata o la mermelada casera, que es una delicia.

Sus paredes de ladrillo, la luz tenue y acogedora y el delicado aire rural de la decoración hacen que desde un primer momento uno sienta la calidez de un lugar pensado a conciencia

La carta de Le Cucine Mandarosso es sencilla y escueta, pero no por ello menos elaborada: productos caseros importados en su mayoría de Italia, como los gnochis, los antipasto de quesos italianos, una burrata deliciosa (que reciben fresca cada tres días), un estofado que bien podría ser el de cualquier ‘nonna’ italiana y, para acabar, unos postres hechos por ellos mismos que son para llorar. El precio, además, es muy asequible, así que si estáis por la zona o simplemente os apetece un buen restaurante italiano cálido, agradable y con comida casera italiana Le Cucine Mandarosso es ‘the place to be’. O, mejor dicho, ‘il posto dove andare lì’.