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Ariana Díaz Celma

Con un chef que responde al nombre de Stefano Mazza, podríamos pensar que lo de Last Monkey va -como mínimo- de pizzas gourmet. Pero ya sabemos que en esta vida nada es lo que parece y, tras un nombre 100% italiano, se esconde una mente inquieta con especial debilidad por los sabores que se facturan en el sudeste asiático. En tan solo cuatro metros cuadrados -los que ocupan el pequeño cubículo que hace las funciones de cocina- Mazza prepara platillos suculentos que responden a las 3B: bueno, bonito y barato. Un imperdible inmediato de un barrio a menudo sobresaturado, que brilla con luz propia gracias a una oferta fresca y original, con un toque de autor que convierte su propuesta en única.

La carta es escueta, tal y como nos gusta, y sabrosa a rabiar. El tamaño de las porciones permite probarlo -casi- todo en una visita y salir con el paladar más que satisfecho a un precio sorprendentemente asequible. Entre los hits del menú -si es que hay que hacer un top five- nos quedamos con la mini sopa con dumpling, el logradísimo mini wonton souflado Cha-ca, el tofu massaman, una increíble berenjena china confitada en aceite y soja o el boqueroncito crujiente con sachimi, togarashi y algas. A pesar de ser breve, llegados a este punto nos damos cuenta de que los dedos de una mano no llegan para enumerar los imprescindibles de la carta, y nos resulta necesario añadir bonus tracks como el mini tartar coreano de vaca vieja o el soft shell crab con salsa tártara de yuzu para hacer así un top 7. Todos ellos platos originales, gustosos e -insistimos- a precio de extraradio. Lo mejor es que puedes acabar tu comida o cena con postres de inspiración asiática como el helado con coco tostado, dulce de leche y cacahuetes que te hará rozar el cielo. Si temes aburrirte tras un par de visitas no padezcas, cada día Stefano tiene una serie de sugerencias fuera de carta para entretener a los paladares más inconformistas.

La carta es escueta, tal y como nos gusta, y sabrosa a rabiar

El hecho de que en su carta de bebidas solo encontremos cervezas como la Mahou o la Alhambra en sus distintas variedades nos da una pista inequívoca del carácter gourmet de Mazza. No obstante, las tapas que nos propone el chef italiano también se pueden maridar con cócteles como el Pisco China, a base de pisco, piña, mei-jiu, angostura y clara de huevo; el Lichy Saketini con sake, ginebra o almíbar de lichy; o el Ginger Spritz, una creación que nos recuerda que el chef del Last Monkey viene del norte de Italia, hecho con Aperol, ginger beer y naranja.

La carta de puede maridar con cócteles como el Lichy Saketini

Last Monkey se presenta así como una explosión creativa que adivinamos resulta del crossover entre el pasado lejano como diseñador industrial de Mazza y otro más reciente en el que se ha formado en cocinas como la del Santa de Paco Pérez o la del también desaparecido Me de Thang Pham, el estadounidense de origen vietnamita que supo fusionar como nadie en la Ciudad Condal la cocina cajún con la del país de origen de su madre.


El local es directamente proporcional al espacio de su cocina. Last Monkey es un lugar pensado para unos pocos afortunados que podrán encontrar mesa en este agradable restaurante creado a imagen y semejanza de su creador. Stefano Mazza no sólo es el inventor de platos curiosos, fáciles de comer y apetitosos, sino también de la obra, interiorismo y grafismo del lugar. Un hombre orquesta que saluda apasionado a aquellos que pasan por cocina e intercambian opiniones sobre una carta que que definitivamente uno debe probar.

Comer o cenar en Last Monkey te costará alrededor de 20-25€.

Detalles




  • Dirección: C/Comte Borrell, 70
  • Horario: L-J 20:30-23:30 V-S 13:00-16:00 20:30-23:30 ı D Cerrado
  • Teléfono: (+34) 93 532 89 95
  • Tipo: Restaurante
  • Web: http://lastmonkey-bcn.com/