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La editorial de libros y vinilos Terranova, fundada por el mismísimo Luis Cerveró con la excelente mano derecha de Ana Domínguez, aterrizaba en este mundo con una consigna muy clara: «Acabar con la virtualidad cultural». Un interesante y muy aplaudible manifiesto que les ha servido como punto de partida para coger la tangente dando voz a una generación emergente de artistas y convertir su trabajo en una realidad palpable y ojeable: en objetos. Un proyecto tan idílico como irrevente que nos cautivó por su sino cuasi mecenástico más que comercial, la extrema dedicación y meditación con la que piensan y trabajan los ejemplares, y por su afán revelador de esas otras bellezas outsiders.

Una nueva división que traspasa el mundo editorial para sumergirse puramente en el de los objetos haciendo todavía más hincapié en esa sensación de realidad de cuando tocamos algo con nuestras manos

Tras más de un año de andadura, con varios libros y discos editados, un sinfín de ferias recorridas y mucha ilusión depositada, esta isla editorial ha decidido tocar tierra todavía más firme y, haciendo honor a su nombre*, acaban de lanzar Labrador. Una nueva división que traspasa el mundo editorial para sumergirse puramente en el de los objetos. Un proyecto que hace todavía más hincapié en esa sensación de realidad de cuando tocamos algo con nuestras manos. Pero como buena península que es, mira constantemente a su hermana Terranova, con la que mantiene una comunicación fluida y en total sintonía. De esta manera, desde Labrador se han propuesto producir objetos diseñados por artistas que consigan generar un diálogo certero entre funcionalidad y diseño, no obstante, siguiendo sus habituales parámetros de independencia creativa y apostando por la máxima calidad. Por otro lado, para no perder el vínculo en esta hermandad territorial, los objetos producidos en Labrador siempre van acompañados de una pequeña publicación -con vocación ilustrativa de catálogo pero alma de fanzine- que complementa el objeto en sí y nos hace un relato visual sobre sus ‘vidas’. Una especie de cuaderno de bitácora visual de la vida previa vivida por ese objeto antes de encontrar dueño/a definitivo.

El pistoletazo de salida de Labrador lo han dado presentando una acertada colección cápsula de toallas firmadas por la multidisciplinar Mirena Ossorno. Esta ilustradora -conocida por ser responsable de fanzines como Sueño Samoano y Bulbasaur– había colaborado ya con Terranova firmando el primer número de Gong!, una revista monográfica compuesta por patterns abstractos a dos tintas realizados por ella. A raíz de esta colaboración, y de un modo muy natural y orgánico, el proyecto evolucionó tomando la forma que hoy nos ocupa, como colección de toallas estampadas con patterns surgidos de descartes o revisiones del primer Gong!. Como inspiración, Mirena Ossorno optó por mirar al Mediterráneo, pero visualizándolo de un modo más agreste, despoblado, y en sus propias palabras, «inhóspito». El resultado de estas divagaciones marítimas y territoriales son dos modelos muy distintos: Kélibia, en azul y blanco y El Kala en tostado y negro, pero cuyos dibujos beben el uno del otro. Otro punto a favor es la fabricación, que se llevó a cabo en Portugal con la técnica Jacquard y son 100% algodón.

Como os comentábamos antes, la colección de toallas de Mirena Ossorno viene debidamente acompañada de una pequeña publicación. En este caso, hablamos de un pequeño libreto que recoge la visión de las toallas de varias fotógrafas: Patricia Ruiz del Portal, Alba Yruela, Claire O’Keefe, Mar Ordóñez, Berta Pfirsich, Leila Méndez y Carla Pérez. Todas las han retratado libremente, sin condiciones y bajo sus propios criterios artísticos. Podéis ver todas las fotos arriba y a continuación las del lookbook firmado por Las Coleccionistas.

Si las toallas de Mirena Ossorno os gustan tanto como a nosotros, no dudéis en hacer vuestro pedido aquí, cuestan 45€.

*Terranova y Labrador es una provincia atlántica de Canadá formada por la isla de Terranova y la península de Labrador.