Es normal que cuando el éxito te acompaña quieras seguir sacando provecho de él. En gastronomía no iba a ser menos e Iván Sáez no iba ser el único chef que no aprovechara el tren. Si aplaudimos su paso por El Zorzal (con el que colaboraba) y nos vamos complacidos de Desencaja (su gran creación), La Tajada supone un suma y sigue por el que dejarse caer si lo tuyo es compartir, comer y seguir compartiendo. F: Todas las imágenes por cortesía de La Tajada

De entre todas las ricas especialidades de La Tajada, triunfarás si pides sus buñuelos de bacalao o las croquetas artesanales de jamón

A escasos 50 metros de su Desencaja, Iván Sáez nos recibe de un modo más informal, igual de sabroso pero más ajustado al bolsillo. Un local a medio camino entre esa funcionalidad y minimalismo que ofrece el acero y esa vivacidad con la que colores como el rojo y el amarillo marcan la calidez que en todo restaurante debía respirarse.

Un restaurante con capacidad para 30 comensales que saborean con gusto y gran sorpresa platos sencillos, directos al paladar y que a golpe de materias primas de temporada se encargan de fidelizar al cliente. Una propuesta de lo más foodie y disfrutona que gracias a sus pimientos dulces asados con anchoas del Cantábrico y piparras, gazpacho con Bloody Mary, ensaladilla rusa, callos de lo más sabrosos, alitas de pollo deshuesadas (¡qué alivio!), tortilla de merluza, steak tartar de solomillo o arroz con periquitos vuelven loco al personal y te obligan a tener que reservar.

¿Y de postre? Pues ni lo dudes. Si te haces con la torrija La Tajada o su especial tarta de quesos te convertirás en la persona más feliz del mundo. Iván Sáez va por buen camino.