By
Bru Romero

Si eres como nosotros, lo más seguro es que cuando planeas salir a comer, salgas para disfrutar haciéndolo y no solo para rellenar el buche. También te habrá pasado que después de haber reservado en algún local, que te habían recomendado, las expectativas caen frente a la realidad. Pero todo cambia cuando das en el clavo y te haces con una mesa de esas que se rifan y disfrutas tanto que lloras fuertemente. Una sensación que se tiene cuando vas a La Retirada, un local de tapas, raciones y platos más elaborados que te recomiendo hasta la obligación.

Si quieres irte con una sonrisa de oreja y oreja, pide sus arenques marinados sobre aguacate que son su gran éxito y la causa de tu perdición más gastronómica

Ponemos rumbo hacia El Retiro para perdernos en un asturiano del Grupo Lalala (que ya son familia numerosa gracias a La Lianta, La Charla, La Mamona) regentado por el chef Rubén Ortíz. Un negocio a dos alturas (con capacidad para 100 personas) que reinventa la idea clásica de cervecería del siglo XXI en un ambiente que invita a la tranquilidad y al sosiego en clave de moderna sofisticación.

Cocina que aúna la tradición y el espíritu más contemporáneo de este chef curtido en los fogones de Viridiana que tiene tanto que decir. Un local que sustituyendo al anterior huésped (el asturiano Casa Portal) también se agarra a los sabores norteños como arma de seducción masiva en opciones sobre la mesa que van desde unas croquetas cremosas de bacalao, torreznos estilo Treze, cecina rubia gallega, gyozas de pollo de corral en pepitoria y huevos de codorniz a unas alcachofas confitadas con foie, lasaña de jabalí, jarrete de cordero con terrina de patatas, chuleta Luismi con tuétano asado para terminar compartiendo una cookie con helado de caramelo o tarta de queso cremosa que hacen honor al nombre del local, permitiéndonos una retirada a descansar, a relamernos y a soñarnos nuestra próxima visita.

Detalles