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Hace tiempo os contábamos que los rasgos característicos que definían la fotografía de Francesca Woodman eran la fugacidad, el magnetismo, el misterio o la melancolía, y es que el trabajo de la influyente fotógrafa estadounidense –normalmente tenebrosos autorretratos en blanco y negro, fotografías desnuda jugando con las formas de otros objetos o imágenes capturadas a través de la técnica de la exposición prolongada– juega un papel clave en la construcción de su persona. F: Todas las imágenes de © George Lange

La relación de amistad entre George Lange y Francesca Woodman nos permite ver a la legendaria fotógrafa como nunca la habíamos visto antes

El mito de la fotógrafa, que tras sufrir una depresión a los 22 años se suicidó tirándose desde su ático en Nueva York, se percibe tras un halo de oscuridad que su compañero y amigo George Lange se ha encargado de disipar. Cinco años antes de su fatídico final, en 1976, Woodman estudiaba en la Rhode Island School of Design, y allí fue donde ella y Lange entablaron amistad. Siendo los dos artistas y fotógrafos se fotografiaban entre ellos mientras trabajaban, y las imágenes que nos llegan de Woodman contrastan totalmente con la sombría figura que conocíamos hasta ahora.

Lange contó a la revista Dazed que su relación con Woodman era jovial y alegre, y que si la fotógrafa era una alma torturada, él no la llegó a conocer como tal. Y es que en sus fotografías, Woodman aparece relajada, divirtiéndose con sus amigos, en situaciones cotidianas que nos muestran una cara completamente distinta a la que conocíamos hasta la fecha. En palabras del propio Lange, Woodman era una amiga de las que se cuentan con los dedos de una mano.

© George Lange

De hecho, las fotografías de Lange junto a algunas de Woodman conformaron la exposición Francesca Woodman: Portrait of a Reputation, comisariada por la director del Museum of Contemporary Art in Denver. La muestra (que podéis encontrar en este fotolibro de Rizzoli) optó por no entrar en la discusión que gira alrededor del suicidio de la fotógrafa; en vez de eso, sirvió como canalizador de la amistad entre dos grandes fotógrafos para disipar el oscuro mito que gira alrededor de Woodman. A pesar de eso, Lange advierte que no se use su trabajo para explicar la vida de Francesca, sino para ver que puede haber un rayo de luz hasta en las vidas más oscuras y complicadas.