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Bru Romero

Cuando desapareció el restaurante La Huerta de Lleida, en la cuesta de Santo Domingo, nos quedamos huérfanos de una oferta pura y auténtica de platos sabrosos al paladar y una manera de hacer las cosas muy de toda la vida. Con la apertura de La Huerta de Casa Ricardo no solo nos volvemos a frotar las manos, como buenos foodies que somos, sino que se recupera ese amor por el producto que ya desde pequeños nos hicieron amar.

La butifarra con monchetas y sus caracoles son verdadero bocatto di cardinale, es decir, que no te vayas sin hacer buen acopio

La zona de Atocha nunca respiró mejor olor que con La Huerta de Casa Ricardo abierta a pleno rendimiento. Un punto culinario si lo que te gusta es el buen comer y hacerlo a la catalana. Y es que allí, los sabores de Cataluña son un do-re-mí de su filosofía, un placer gustativo como pocos.

Un lugar donde probarás unos calçots con salsa Romesco, unos caracoles en plancha en formación ‘a la llauna’, un arroz meloso con atún y gamba roja, un bacalao en Xanfaira, una sepia a la plancha con ali oli, un confit de pato con manzanas flambeadas al Calvados o longaniza con judías blancas fritas en su jugo como pocos veces has comido, despertando esos recuerdos de infancia que tan grabados quedaron hace muchos años.

Una cocina dirigida por el chef Valentín Botargues, interesado en que el comensal disfrute, coma y recupere el sentimiento de afecto por la gastronomía bien hecha y que, sin duda, en La Huerta de Lleida cumple con nota.

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