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Bru Romero

Con tanta modernidad gastronómica actual es normal que, en ocasiones, se pierda el norte. Tanta sofisticación y tanto minimalismo pueden llegar a provocar que olvidemos a qué sabe la verdadera cocina de nuestro país, a qué huelen platos básicos de nuestra gastronomía y qué sensaciones despiertan opciones sobre la mesa de puro producto e impecable elaboración. Es necesario, por tanto, que visitemos La Cocina de María Luisa y nos dejemos sorprender. F: Cortesía de La Cocina de María Luisa

Hace ya bastantes años que la ex diputada reconvertida en chef María Luisa Banzo dejó su Soria natal para desembarcar en Madrid. Su objetivo era el de hacer llegar a la capital una manera diferente de entender el producto de temporada, a golpe de recetas tradicionales y una técnica de lo más depurada. Lo consiguió. Sus creaciones contundentes supieron entonces (y siguen sabiendo ahora) cómo ofrecer a los paladares más sibaritas lo que necesitaban.

Si la caza y las setas son sus especialidades, espera a probar cualquiera de los platos de María Luisa con trufa negra de Soria. Otro rollo

Una oportunidad de probar y gozar de unos fogones que miman esa cocina autóctona que tanto nos llega al corazoncito, delicias castellanas con las que se nos hace la boca agua. Tres salones diferentes entre los que se reparten los 70 comensales que se frotan las manos en La Cocina de María Luisa, entregándose de lleno a una experiencia de bocados únicos que tienen en la caza y en las setas sus éxitos más aplaudidos.

Comida sana y de lo más natural (ahora que la fiebre healthy nos domina a su antojo) que parte de cremas o gazpacho (según el momento) como aperitivo, atención de la casa, para proseguir con platos dignos de enmarcar y hechos con demasiado amor como para resistirse a ellos. De ahí que no dejemos de sonreír mientras catamos el micuit de pato con salsa caliente de higos secos, el carpaccio de bacalao, los boletus edúlis salteados o gratinados, las delicias de acelgas rellenas de pato y trufa negra de Soria, el pastel de setas de cardo, las chuletitas de lechal, el venado con manzanas, las codornices escabechadas, las manitas de cerdo rellenas de carne, el solomillo de pato en salsa de moras de pinares, el congrio en salsa, la lubina salvaje al horno y unos buñuelos de plátano con salsa de chocolate o un queso fresco con nueces y miel de encina, como el de toda la vida. Sencillamente toda una maravilla.

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