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La artista Joanne Leah presenta esta serie fotográfica basada en sus experiencias psicodélicas y su estricta crianza católica.

La estricta moral que impregnó su educación y su ambiente familiar católicos condicionó su mirada artística

Según la artista, estas fotografías están basadas en su experiencia con el consumo de LSD durante su adolescencia, cuando compaginaba su asistencia a raves los sábados antes de ser forzada a acudir a misa los domingos, cuando aún se encontraba inmersa en alucinaciones psicodélicas.

La estricta moral que impregnó su educación y su ambiente familiar católicos condicionó su mirada artística y podemos ver como sus fotos están cargadas de sexualidad, con numerosas referencias a prácticas sexuales como el bondage o los juegos con cera caliente. Durante los años en los que consumió LSD, Leah practicaba comúnmente lo ella misma denomina «vouyerismo psicodélico», el concepto que se encuentra detrás de esta serie fotográfica. Su arte constituye un acto de rebelión ante la represión de los impulsos sexuales y la imaginación.

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Su background en escultura es decisivo a la hora de abordar su trabajo fotográfico, apostando por diferentes medios con el cuerpo humano como constante y usando una gran variedad de materiales plásticos: chicle, cera, purpurina, gelatina, colorantes… «Exploro como esos objetos nos envuelven y se convierten en parte de nosotros. Cosifico el cuerpo humano para que este parezca confuso o roto».

Exponiendo su obra recientemente en Nueva York dentro de una exposición de arte erótico, Leah sostiene que su obra no tiene un carácter político directo, pero que está incorporando cada vez imágenes más grotescas y extremas ante los discursos tradicionalistas y la reciente elección de Donald Trump.

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