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Ariana Díaz Celma
Nuevo hotspot para aquellos que no cesan en la misión de encontrar oasis urbanos en la ciudad. Esta vez Barcelona nos regala uno de los secretos más bien guardados de Poblesec, el Brummell, un hotel boutique que yace donde parece que la ciudad ha llegado ya a su fin. Un lugar decorado con sumo buen gusto que mezcla el mobiliario actual con antigüedades europeas y de Sri Lanka, pensado no sólo para que los huéspedes disfruten de él, sino también los ciudadanos y vecinos del barrio. Lo curioso del lugar es que su fundador, el austríaco Christian Schallert, poco ha tenido que ver con el mundo de la hostelería. El apuesto director creció entre natas montadas y bombones en la pastelería de su familia y aprendió desde muy joven que el cliente «siempre tiene la razón y eso es lo que intento reflejar con mi trabajo aquí, me gusta hacer feliz a la gente».
El apuesto director Christian Schallert creció entre natas montadas y bombones en la pastelería de su familia y aprendió desde muy joven que el cliente «siempre tiene la razón»
Es precisamente Chritian quien nos cuenta que el encanto de un lugar como Poblesec reside precisamente en que, en los últimos años, no ha cambiado mucho: «Me parece un barrio super auténtico… Y me gusta tanto que acabo de mudarme justo al lado del hotel. Todavía no han llegado las grandes marcas, pero hay tantos sitios cerca que prefiero que se mantenga así». El resultado de esta ecuación ganadora es un espacio pensado por Blankslate, creadores del Federal Café, eso es los australianos Crick King y Tommy Tang y la arquitecta Inma Rabano. Uno de los secretos más bien guardados del hotel es su restaurante, The Box Social, un bistrot cosmopolita que sirve cocina contemporánea, basada en platos sanos pero sofisticados a la vez, de esos que arrastran tu memoria a la niñez, pero con un toque actual. Un viaje a través de sabores de siempre pero también nuevos. Aunque más adelante os hablaremos de este pequeño paraíso, situado en el patio del hotel, os adelantamos que sirven desayunos, comidas y cenas a diario.
Uno de los secretos más bien guardados del hotel es su restaurante, The Box Social
Sólo hace falta echar un vistazo rápido para saber que el Brummell no es el típico hotel de cadena, que replica el modelo de su hermano mayor por el mundo hasta la saciedad. No tiene el típico lobby con butacas y sofás y presume de mezclar gente local y traveller en su planta baja. Es sencillo, tranquilo y confortable, pero a la vez se puede situar entre los más exquisitos de los hoteles boutiques. El espacio tiene 20 habitaciones y dos apartamentos suites con su propia terraza y acceso a la piscina -una auténtica cucada sobre todo en esta época del año-, con su propia bañera al aire libre. Las habitaciones tienen suelos de madera austríaca y camas para tumbarse y no despertarse nunca jamás. El hecho de que el hotel se sitúe a lo alto de la calle Nou de la Rambla, hace que las vistas en las habitaciones sean increíbles. Todo por un precio medio que oscila entre los 120 euros/noche la habitacion doble y 220 euros el apartamento.
Además, hay que tener en cuenta que en las veinte habitaciones del Brummell, hay obras originales de diferentes artistas locales. ¿El resultado? Un lugar tranquilo y agradable que invita a pasar el rato, descansar y acomodarse.

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