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Bru Romero

Volvemos a nuestra mejor tradición: dejarnos caer por restaurantes de hoteles. Nos apetece seguir experimentando y además de locales molones, hay restaurantes que a la sombra de un gran hotel (o un pequeño gran hotel en este caso) dan de comer al sibarita de sibaritas, al foodie de libro. Por eso celebro que Guillermina dé trabajo a mis papilas gustativas y es por ello más que obligado pasarse por The Pavillions Madrid, un hotel boutique de 28 habitaciones y… un oasis para el buen comilón.

Localizado en el barrio de Chamberí y abrazando la exclusividad como hilo conductor, The Pavillions Madrid acoge a Guillermina, un restaurante sofisticado y cosmopolita donde se pueden suceder desde el desayuno a la comida y del alfterwork a la cena para poner la guinda con un brunch de primera. Su chef Guillermo Salazar se ha encargado de tocar varios palos para rozar el éxito con las manos (y hacérnoslo rozar).

¿Te apuntas a la especialidad de la casa? Pídete la ensaladilla rusa servida en caparazón de centollo. Llama la atención y está de vicio

Una mezcla de aires sevillanos y vascos (según sus raíces) que mezclados en la dosis perfecta y combinados en el momento adecuado que se alinean con los intereses a medio camino entre la gastronomía asiática y la fusión con el producto más puramente mediterráneo. Desde mejillones en escabeche XL, tosta de anchoas de Santoña y pulpo con aliño thai y kimchi a gyozas de callos a la madrileña, mousse de higaditos de pato con pan crujiente, tiradito de corvina y piparras, lubina con curry de calabaza y tartar de toro wasabi con yema de huevo, lomo bajo con trufa y patatas fritas pasando por ostras Guillardeu con aderezo francés, steak tartar de solomillo con tupinambo, pisto de salmón, pollo a baja temperatura con hummus o tagliatelle con almejas y salsa verde.

¿Postreamos? Pues ni lo dudes. Y más sabiendo que platetes como sus fresas con vinagre de Jerez, pannacotta con Campari, chocolate con toffee y sal o yogurt con zanahoria y lima planean en cocina… ¿les vas a decir que no? Si no tienes pretensiones y lo tuyo es disfrutar tanto de la compañía como de lo que pasea sobre la mesa, llama a Guillermina. Será tu best friend forever… ¡digo!

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