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¿Has escuchado alguna vez la curiosa historia de la Abadía de Grimbergen?  Se trata del monasterio fundado por San Norberto en 1128, situado a 20 kilómetros de Bruselas. Lo curioso es que desde entonces, este sitio lleno de leyendas, fue arrasado tres veces y en todas fue reconstruido. Probablemente de ahí venga la presencia del mitológico Ave Fénix resurgiendo de las llamas como distintivo de esta mítica Abadía y su cerveza, Grimbergen.

La cerveza se empezó a elaborar en la Edad Media dado que el agua era imposible de beber y tenían que hervirla, proceso que llevaban a cabo con otros productos como el trigo o cebada

Sí, he dicho cerveza. A primera vista puede parecer un poco extraña cualquier relación entre monjes y medievo con esta bebida tan corriente en nuestras vidas. Sin embargo, la cerveza se empezó a elaborar en la Edad Media dado que el agua era imposible de beber y tenían que hervirla. Este proceso lo llevaban a cabo con otros productos como el trigo o cebada. Así que las abadías, que por aquel entonces eran dueñas de los campos, fueron quienes vieron su nacimiento. Obviamente, los modos de producción se han modernizado, pero la esencia de la cerveza de la Abadía de Grimbergen permanece intacta. De hecho, en los años ’50 -última reconstrucción de la Abadía- las viejas recetas de cerveza de los monjes norbertinos fueron recuperadas y volvieron a ser comercializadas.

Por eso ha sido todo un honor que los propios monjes de Grimbergen nos hayan invitado a una cata culinaria y degustación de sus especialidades de cerveza. La cita fue en el Palacio de Conde Duque, corazón gastronómico y cultural de Madrid. Allí, tras siglos de historia y tradición, la Abadía renació con la presencia del Abad Erik y del Padre Karel, quienes revelaron de primera mano los orígenes y secretos de la cerveza cuya receta ha logrado sobrevivir al paso del tiempo. Y sí, catar cervezas con dos monjes puede parecer, a priori, una experiencia curiosa, pero ha sido todo como estar entre colegas, y las historias que nos contaron Erik y Karel para acercarnos sus bebidas milenarias con una imagen renovada son, por los menos, fascinantes.

La Abadía de Grimbergen dispone de tres productos diferentes –Blanch, Blonde,  y Double-, todos elaborados según su receta tradicional de 1128

Actualmente, la Abadía de Grimbergen dispone de tres productos diferentes –Blanch, Blonde,  y Double-, todos elaborados según su receta tradicional de 1128. La primera cerveza está elaborada con trigo, es tostada, de alta fermentación y es ideal tanto para saciar la sed en primavera y verano como para acompañar con platos marinos. La espuma de la Grimbergen Blanche es suave con burbuja fina y de un color amarillo claro. En fin, una refrescante cerveza belga blanca con el carácter único de una cerveza de Abadía. Por su parte, la Grimbergen Blonde tiene una espuma densa y abundante con una buena persistencia, además de pequeñas burbujas y un color cremoso. Además, el sirope de azúcar altamente caramelizado que produce el color da a esta cerveza un sabor afrutado de pasas, una cierta amargura que tiende a ser suave. Por último, de la Double destaca su cuerpo, que armoniza con las carnes, y es la más auténtica al estar elaborada con una selecta mezcla de maltas y azúcar de caña, lo que aporta un sabor dulce con profundos aromas. Su espuma es cremosa y densa, con un color a crema de café único y en boca da una sensación de calor con una mezcla equilibrada y agradable.

Así que ya sabes, si eres de los que siempre busca planes interesantes que incluyan comidas informales con amigos, maridajes o simplemente reuniones en las que disfrutar de una buena cerveza, Grinmbergen es tu opción. Una cerveza que te trae nuevos sabores y que, sobre todo, destaca por su intensidad y su tradicional proceso de elaboración, que lleva casi 900 años resistiendo al paso del tiempo. Sigue su evolución y entérate de todas sus novedades en su webfacebook oficial, y a través del hashtag #RenacerdeGrimbergen

Texto y fotos © Alina Lakitsch