By
Raquel Bueno

El otro día leí un artículo que explicaba por qué esta cuarentena nos ha hecho sentir como si volvieramos a ser adolescentes; a la espera de que nuestras vidas empiecen. “En la adolescencia, tu vida no parece enteramente tuya todavía, y el deseo de escapar tu realidad (…) es más real que cualquier otra cosa”, escribía Claire Marie Healy en la revista británica AnOther. Me pareció una comparación de lo más acertada, y de ahí que la lectura que hoy os propongo hable del paso de la adolescencia a esa ¿ansiada? madurez. Un viaje melancólico que bebe de la poesía para inmortalizar el testimonio de una familia herida para siempre por la guerra, la pobreza, el rechazo y la violencia en una carta de amor imponente de un hijo a una madre, que nunca se enviará.

En la Tierra somos fugazmente grandiosos, de Ocean Vuong

En la Tierra somos fugazmente grandiosos, de Ocean Vuong. © Raquel Bueno

En esta primera novela de Ocean Vuong, inspirada por sus vivencias personales más íntimas, un hijo le escribe una larga carta –de 257 páginas para ser exactos– a su madre, que no sabe leer. Es en realidad un examen de conciencia, un repaso a los elementos clave que han ido conformando su identidad: como hijo de una familia de vietnamitas que huyeron de su país rumbo a Estados Unidos y como joven que descubre y asume su homosexualidad.

Ocean Vuong crea en este libro imágenes tan vívidas y tan nítidas que uno podría llegar a pensar que ha sustituido a su protagonista

En la Tierra somos fugazmente grandiosos convierte la literatura en una herramienta precisa y potente de evocación, descubrimiento y exploración para narrar el paso de la adolescencia a la madurez de su propio autor, que emigró a Estados Unidos en 1990 tras pasar un año en un campo de refugiados en Filipinas. Se trata de un texto crudo y valiente, que transpira luz y esperanza en cada uno de sus capítulos impregnados por un profundo sentimiento de melancolía.

Con un extenso historial como poeta, no es de extrañar que en el debut como novelista de Vuong transpiren múltiples elementos propios de la poesía, en especial por lo que se refiere a sus descripciones. El joven escritor crea en este libro imágenes tan vívidas y tan nítidas que uno podría llegar a pensar que ha sustituido a su protagonista, a veces con ocho simples palabras: “La sala está en silencio como una fotografía”.

Sin embargo, En la Tierra somos fugazmente grandiosos no es una simple novela autobiográfica. Es una obra de una belleza excepcional que explora también la condición humana, la enfermedad mental, el amor, la tristeza, la identidad, la memoria, la pérdida, la escritura, el arte, la adicción, la libertad, el dolor, el perdón, los lazos inquebrantables entre un hijo y una madre y, en última instancia, el misterio de la existencia. Al girar su última página puede que te des cuenta de que Vuong tenía razón y de que en esta vida, en efecto, todos somos grandiosos por una fracción de segundo.