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Bru Romero

La autenticidad ya no es algo que esté a la orden del día, más bien brilla por su ausencia. En un tiempo en el que la vida se mide a golpe de filtro (y más filtro) encontrar o descubrir cosas que realmente mantengan su carácter auténtica resulta tarea harto complicada. No es lo que ocurre en Furusato, local donde la esencia de la gastronomía oriental sigo manteniendo su sabor al 100% y la originalidad de su puesta en escena radica en su fidelidad a la tradición.

Situado no muy lejos de la Castellana y celebrando la alta cocina oriental en todas sus más que interesantes variantes, Furusato despierta el apetito desde el primer instante. Un lugar donde el cruce de la gastronomía china, japonesa y del sureste asiático diseña una clara apuesta por la vuelta a las raíces de estas culturas aún exóticas para el gran público y que mantienen su interés por entregarse  a la clara meta de ganarse al cliente.

Ante la imposibilidad de decirte por ningún plato en especial, ¿por qué no lanzarte a cualquiera de sus menús degustación y probar cuantas más opciones mejor?

Platos que no se adaptan al estilo de vida occidental sino que se resuelven a la manera original y, precisamente por ello, no pierden ni un ápice de su regusto en el paladar. Texturas y aromas que despiertan la curiosidad de un comensal que ha reservado para experimentar y para entregarse a la aventura del conocimiento más culinario.

Ricas propuestas que tienen en su ensalada de salmón y aguacate aliñado con salsa wasabi; chipirones rellenos de arroz con salsa de anguila; samora, empanadillas fritas de pollo y verduras al curry; cangrejo crujiente con yema de huevo de pato; sopa de aleta de tiburón; tallarines crujientes con marisco y verduras; dim sum variados; sushis y maki rolls a gogó; tempura de chopitos; pato laqueado pekinés; lonchas de buey salteado con salsa de Nam-Yam a la plancha; conchas de vieiras con fideos al vapor aliñado con salsa de soja; bogavante con arroz de kubak o lubina con salsa agridulce de fruta, sus más pedidas especialidades. ¿Acaso no se te hace la boca agua? Lo mejor será que las pruebes.

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