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Ariana Díaz Celma

Mery Cuesta es el paradigma la multidisciplinariedad. Es ilustradora, comisaria, crítica, batería de un grupo, dj a ratos muertos y todo lo que se le ponga por delante. Acaba de comisariar un ciclo de cine absurdo en los Artium y este otoño sólo se esperan más sorpresas de ella, como su tercer cómic. En good2b la hemos entrevistado y nos ha contado su particular punto de vista sobre el trabajo en tiempo de crisis, así como de lo que tiene entre manos…

Acabas de comisariar un ciclo sobre humor absurdo en el Artium, del cual eres una gran conocedora. Dinos, ¿cómo se llega a forjar un proyecto así y qué diferencia el humor absurdo del que no lo es? ¿Acaso no todo lo que nos hace reír tiene algo de absurdo?

El proyecto surge por un interés natural que siempre he tenido por el cómic, el cine español y el humor. Me di cuenta de que en los años ’40 se había generado un tipo de ‘humor nuevo’, por así decirlo, muy concretamente en el entorno de la revista La Codorniz, y me daba la impresión de que en la actualidad se están rescatando algunas formas, sentidos y figuras de aquella época. Y así comencé a investigar. El proyecto es una exposición bastante amplia, y una de sus patas ha sido este ciclo en Artium. Por otro lado, pienso que el humor absurdo tiene varias características que lo definen, entre ellas trasfondo esperpéntico, su fragmentariedad (puede ser como un collage, una suma de partes sin sentido), y sobre todo apela a la condición humana: al individuo enfrentado al sistema y sus contradicciones. No tiene nada que ver con, por ejemplo, el humor verde, que también puede hacer gracia pero no es absurdo: es más bien muy terrenal, muy atado a lo pasional.

Te centras en el humor absurdo como algo que nació en 1940. ¿Antes no existía o simplemente no está documentado en celuloide?

Sí existía: creo que ha existido siempre que ha habido un individuo inteligente que ha ironizado sobre su condición como pieza minúscula que conforma la humanidad. Yo hablo del humor de posguerra porque en aquel tiempo se articuló y se hizo visible un tipo de humor intelectual y vanguardista a través de una revista de humor gráfico, varias películas, obras de teatro, cuentos cortos, artículos periodísticos… de un cúmulo compacto de manifestaciones artísticas que es muy detectable.

Eres una persona pluridisciplinar por definición y con infinidad de registros y recursos. ¿Crees que el ingenio puede salvarnos de la crisis?

Pues… sí. No me arriesgo a decir que el ingenio nos salvará de manera colectiva, pero de manera individual nos ayudará a seguir adelante y vivir con dignidad. Sobre ‘la salvación’ colectiva, veo muy difícil llevarla a cabo mientras el sistema (político, económico) siga funcionando e imponiéndose como lo hace. Una destrucción total sería la vía de comenzar colectivamente de nuevo, y de que un ingenio colectivo pudiera fructificar milagrosamente.

Háblanos de tu grupo Crapulesque, del que eres batería y con el que estás a punto de sacar disco. ¿Qué porción de tu tiempo significa?

Es un hobby y algo más que un hobby. Me explico: somos un grupo sumido en el amateurismo en el sentido de que ninguno de nosotros se plantea vivir de la música; por esta razón no llegaremos nunca a ser profesionales. Sin embargo, Crapulesque y las dos tardes que ensayo a la semana, incluidos los bolos que hacemos de cuando en cuando, son fundamentales para mí. Suelto la energía, me desahogo, me encuentro con mi ‘otra familia’ (que es la banda) y hago rock&roll, que es uno de los lenguajes con los que más me identifico.

Comisaria y crítica de arte, dibujante de cómic, batería e incluso Dj. ¿Qué te lleva más tiempo y qué disfrutas más?

En realidad todo es un poco lo mismo para mí: desarrollo de ideas, puesta en práctica de la creatividad. A veces salen las ideas en forma de texto, otras de cómic y otras resultan ser un ciclo o una exposición. El dibujo es lo que más desgaste físico y horas consume, pero en cuanto a esfuerzo, probablemente el comisariado se lleva la palma, porque conlleva más gestión, hacer números y llamadas… Escribir es lo más etéreo de todo.

Todo lo que haces está íntimamente relacionado con la cultura popular de las últimas décadas. ¿Crees que los tiempos que vivimos han ayudado a que se den más expresiones y material de la misma?

Absolutamente sí. Vivimos en un momento de auge de la cultura popular en las programaciones culturales y en el mercado, en definitiva. Esto se debe a muchas razones; una de ellas tiene que ver directamente con la cultura digital (la mediación de Internet en nuestra vida) que está promoviendo que salgan a la luz narrativas populares, sub e infra culturas, gustos freakis y reivindicaciones sobre lo que se consideró basura cultural en otras décadas. Por otro lado, los contenidos de la alta cultura han llegado a una falta total de comunicación con el público (el arte contemporáneo es un caso claro); los museos o centros de arte necesitan echar mano de la cultura popular para volver a conectar con el público, y eso revierte en su mayor visibilidad.

Tras ‘Caída y auge de Antxon Amorrortu’ e ‘Istanbul Zombi 2066’, estás preparando tu tercer cómic. Dinos de qué trata y qué te gusta expresar en tus viñetas.

Estoy trabajando en un ensayo-cómic, mitad texto y mitad dibujo, que trata precisamente sobre lo que me has preguntado en el párrafo anterior: el auge de la cultura popular. También sigo desarrollando el personaje de Las Mallas Parlantes en la revista TMEO, que trata de unas mallas de mujer que van sembrando el terror en situaciones que le (me) indignan. Mis viñetas, aunque las tramas sean variopintas, tienen en común un afán de comunicar comentarios críticos y una cierta escatología.

Los hotspots favoritos en tu ciudad son…

No hay ningún bar que actualmente me emocione en especial… Te diría la Galería KKKB y ET Hall en la calle Joaquin Costa, y el Xtudio Julio Arriaga en Gràcia, los tres talleres y espacios expositivos de amigos, que es donde me tomo las birras.

No puedes parar de escuchar en modo repeat…

Ni un solo mes he dejado de escuchar a Faith no More desde que empecé con ellos en 1990.

Ahora mismo estás leyendo…

‘España negra’ de Darío de Regoyos y Emile Verhaeren, un diario de viajes de un pintor y un poeta en busca de las tascas, pensiones, fiestas populares y medios de transporte más sarnosos de la España del 1900.

La última película que has visto es…

Revisité hace pocos días, en mi cumpleaños, mi película fetiche ‘El fantasma del Paraíso’ de Brian de Palma.

Prohibirías…

Ir sin camiseta en supermercados, bares y lugares públicos.

Nunca pensabas que terminarías…

Programando una película de Manolo Morán (‘¡Viva lo imposible!’ de 1958, en Artium)

Para ti ser good2b es…

Tener siempre un plan.