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Bru Romero

Si hay una combinación que se está poniendo de moda en los restaurantes de media España (la otra media aún se lo está pensando) es la de darle la misma importancia a la comida servida en los platos como a la bebida (principalmente cócteles de autor). Un combo que no se podría entender el uno sin el otro y que servidos como el ying y el yang del fervor foodie actual refleja otra de las tendencias que vengo observando desde hace mucho más tiempo: los clientes han venido a jugar. ¿Qué os parece si nos pasamos por Dogma?

Dos terrazas, una zona de barra con carta propia y un salón que esconde un reservado para 10 comensales son la apuesta fuerte de Cousi Interiorismo para el Dogma del grupo El Pradal

Cuando el chef Joaquín Felipe dejó la cocina del Florida Retiro fueron muchos los que con tristeza clamaron por su ausencia. Otros tantos, supieron ver otra nueva oportunidad para este chef de altura que nunca da puntada sin hilo (o hierve sin agua, por aquello de lo gastronómico) aplaudiendo la decisión tomada por Felipe de convertirse en asesor culinario del grupo El Pradal (El Pradal y La casita de El Pradal) y de Dogma, el último restaurante en llegar. Un nuevo local que sitúa a la cocinera Ria Katharina como jefa de cocina de un proyecto donde comer informal, a la carta, beber, departir sobre la vida y escuchar buena música se complementan en una maravillosa simbiosis.

Una cocina basada en opciones de mercado con el mejor producto de temporada y que en la parrilla y sus carnes sitúan uno de sus puntos fuertes. De este modo, no podemos dejar de abrir el apetito con sus ostras de la costa atlántica naturales o en ceviche; gazpacho andaluz bien fresquito; ensalada verde con quinoa, pistachos y vinagreta de yogurt de cabra eco; caviar de berenjena asada con pan de pita de cocción propia o croquetas artesanas de gallo celta en pepitoria para atacar sin el menor miramiento a ese chuletón de buey de 3kg con 150 días de maduración; el New York steak o T-Bone de vaca rubia gallega; tomahawk de importación o el rabo de vacuno guisado con hueso y parmentier de Jerez. ¿Y para los menos carnívoros? Propuestas tales como los ñoquis de espinacas con espárragos verdes y parmesano; raviolis caseros con batata ahumada y salsa de tinta o una armonía de atún rojo con los siete cortes del ronqueo que dejan temblando.

Una experiencia gastronómica que, como ya digo, se redondea con una carta de caldos nacionales e internacionales y unos cócteles defendidos por Sara Siles al frente de la barra que nos enfrenta a la maravillosa propuesta de descubrir probando sabores diferentes como los de su Truffle Martini, Recuerdos de Guinea o un Louisville 1881 que entran solos. Que siga la música que esto no ha hecho más que empezar.

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