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Ariana Díaz Celma

Massimo se crió en el campo y aún recuerda cuando iba a comprar helados de fruta fresca al salir de misa a la lechería que había al lado de la iglesia. Esto pasaba hace ya un buen puñado de años en Turín, pero no fue hasta 2010 que decidió abrir su propia heladería en una modesta esquina de la por entonces aún no tan transitada Enric Granados (ni el Cosmo, ni el Señor Brown, ni el Brunch & Cake se prodigaban por aquel pedazo de calle). Mal ojo no tuvo, hasta el punto de que el año pasado DelaCrem, que así se llama la heladería, fue nombrada por TripAdvisor como la mejor de Barcelona. Obviamente, el galardón no era algo gratuito, sino fruto de un constante saber hacer.

DelaCrem ganó el premio a mejor heladería en 2015 según TripAdvisor

Lo primero que tuvo en cuenta Massimo a la hora de abrir una heladería artesanal en Barcelona 365 días al año -todo un reto si tenemos en cuenta que hace una década aquí sólo se comía helado en la época de estricto calor-, fue el hecho de que no apetece lo mismo en enero que en agosto. Los capuccinos, por ejemplo, se agradecen más en otoño e invierno, así como el Bailey’s, el marrón glacé o frutas como el caqui o la uva blanca. Otras como el melón, el albaricoque, el coco o la exquisita pasta de la leche merengada, por su lado, son casi sinónimos de calor y destape. Massimo no tardó en pensar que debía hacer tales asociaciones al producto que servía para poder crear el helado de temporada.

delacrem 7

Lo que más llama la atención al entrar en DelaCrem, pero, no es el helado expuesto sino la ausencia del mismo, puesto que está escondido en recipientes cubiertos, aunque situados en el mostrador. Técnicamente, este hecho ayuda a que la temperatura sea más estable (-12º) y a que el helado guarde su cuerpo ideal. En su día, Massimo se hartó de oír que en el «país de las tapas sería imposible que algo que no estuviera a la vista pudiera triunfar». Parece ser que esta predicción poco afectó a una forma de hacer 100% italiana, que se ha terminado estableciendo en Barcelona como clara triunfadora.

Como buena heladería artesanal que lo valga, Massimo hace el helado en un obrador que se encuentra en el sótano de este diminuto y encantador local esquinero. Es ahí donde se gestan los secretos mejor guardados de una elaboración diez. En Good2b nos sumergimos hasta las entrañas de DelaCrem para descubrir que sólo se producían de dos a cuatro kilos de cada sabor a diario, a pesar de que lo habitual en cualquier otra heladería al uso es que se hagan hasta catorce. Estas tiradas de pequeño formato permiten que el helado se tenga que hacer cada mañana con nata fresca, lo cual da un sabor único al resultado final. Quizás por ello, Massimo prefiere decir que hace crema helada que, en el sentido amplio de la palabra, significa que se deshace antes, lo cual es a la vez sinónimo de que estamos ante un producto más natural.

La avellana o el pistacho se encuentran entre los sabores más demandados de la clientela fiel de DelaCrem

Otro de los secretos es la materia prima. La fruta, por ejemplo, debe ser ecológica y, a poder ser, de kilómetro cero. El resultado final se nota y DelaCrem es consciente de ello. Para los frutos secos, uno de los puntos fuertes en su paleta de sabores -imprescindibles los de pistacho y avellana-, se decanta por Disano, una familia que lleva años dedicada al proveedor.

Sus precios, como sus sabores, son reales. La terrina pequeña cuesta 2,50€, la mediana 3,50€ y la grande 4,50€. Además, como buenos italianos, en DelaCrem también sirven buen café y una selección de tartas del día que son la envidia del vecindario. Un total win lo mires por dónde lo mires.

 

Detalles




  • Dirección: C/Enrique Granados, 15
  • Horario: L-D 09:30-21:30
  • Teléfono: (+34) 930 04 10 93
  • Tipo: Bar-cafetería
  • Web: http://www.delacrem.cat/