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Afortunadamente, a casi todos nos horroriza saber que personajes como Trump tienen tal influencia y tan poco criterio, aunque esto no sea novedad. Lo más aterrador aún, si cabe, es que ha llegado al poder porque ha sido elegido. La pregunta del millón es: ¿quién #$&% le ha votado? ¿qué estaba pensando esa gente? ¿será que se arrepienten? ¡¿hacia dónde está yendo el mundo?!

Porque se trata de defender los derechos fundamentales no solo de quienes viven en Estados Unidos, sino de todos.

La iniciativa Don’t grow up, it’s a Trump, es la manera de Costalamel de expresarle colectivamente al gobernante del tupé lo que pensamos, de manera pacífica, ingeniosa e incluso respetuosa: que apesta. La idea es acumular cientos de calcetines hediondos entre todos, con un mensaje personal adjunto a cada par, para enviarle el paquete más desagradable y maloliente psoible a la Casa Blanca, junto con un muchito de las bacterias de cada uno.

¿Por qué? Porque se trata de defender los derechos fundamentales no solo de quienes viven en Estados Unidos, sino de todos. Costalamel, como cientos de celebrities, marcas y meros mortales, ha querido pronunciarse, ya que no es momento de guardar silencio, además de que callar prácticamente significa otorgar. El caso de Trump ha dado tanto de qué hablar porque su mentalidad retrógrada, racista a niveles alarmantes, asquerosamente misógina, xenófoba, etc. –y, sobre todo, la popularidad de la misma– es algo que nos concierne a todos.

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La mecánica es simple. Envía o lleva personalmente tus calcetines acartonados, sudados, reusados y putrefactos aquí y agrega una nota directa al ínclito presidente –si cultivas los olores y pelusillas durante unos días, mejor que mejor–. Una vez hayan participado unos 500 pares de pies, la marca enviará el apestoso paquete a Washington y hará un seguimiento de todo el proceso desde su cuenta de IG @Costalamel. Los primeros 300 recibirán un par de calcetines Don’t grow up, it’s a Trump, en señal de agradecimiento.

Hay marcas que hacen campañas por conveniencia o por puros fines marketinianos. En este caso, Costalamel, fiel a su carácter, nos demuestra que sus creaciones no sólo reflejan nuestra realidad como jóvenes irreverentes, curiosos e independientes, sino que actúan como medio para conseguirlo. No se trata de una campaña ni de una colección más, sino de una declaración de intenciones. Súmate y defiende los colores, las mujeres, las opiniones y el amor; en definitiva, la diversidad.