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Bru Romero

A veces no nos damos cuenta de la suerte que tienen aquellos que pueden comer de todo. Poder tomarte unos huevos fritos con bacon para desayunar, carne roja para comer, marisco para cenar y entre medias algún que otro pastel, galleta o similar son ejemplos que no todo el mundo puede plantear como normales dentro de sus dietas del día a día.

Imagina que no pudieras comer nada más que alimentos a la plancha, ensaladas y mucho menos comer trenzas de hojaldre o irte de birras cualquier tarde. Mientras que para ti puede ser el horror hecho comida, éste es el día a día de un celíaco

A Santi le diagnosticaron la enfermedad ya en edad adulta. Para él, que ya conocía la cerveza y era devorador de dulces empedernido, le costó mucho el paso de una alimentación sin límite a otra que prohibía el gluten de trigo, el centeno y la cebada. Fue listo y transformó el drama en algo que verdaderamente le satisfizo: ¿por qué no abrir un establecimiento en el que pudiera comer de todo, teniendo en cuenta las nuevas reglas? Así nació Celicioso, la acogedora pastelería refugio de amantes de lo dulce y ese punto de encuentro para intolerantes al gluten.

Una bakery que ya te gana según entras y que con tan solo echar un ojo a sus especialidades en barra te hace pensar que ya era hora que los celíacos pudieran disfrutar de una vida mucho menos monótona. Un local situado en la trasera de Gran Vía, en la zona de Chueca, donde las tartas de zanahoria, lima, vainilla, queso o naranja comparten vitrina con galletas de nueces, cacahuete o mantequilla y cupcakes de manzana, limón, mascarpone o chocolate. Eso sin olvidar las cajas de bombonesbrownies o merengues que corren por las mesas y que culminan en una increíble tarta de Santiago que nada tiene que envidiar a las que se venden en pastelerías mucho más mainstream. Si el dulce no es lo que verdaderamente te mola y buscas más algo salado, tranquilo, tienen lasaña de verduras, de carne y algún sándwich para elegir. Una carta que suma y sigue y que gracias a los turistas y a los propios madrileños, cada vez son más los que curioseando, acaban picando. El negocio más delicioso, digo celicioso, de la zona y que además cuenta con servicio de pedidos por encargo. Simplemente fantástico.

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