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Bru Romero

En el mundo de la gastronomía (ya sea alta o slow food) cada vez parece estar primando más el continente que el contenido. Lugares muy bonitos por fuera pero que luego se encuentran vacíos en su interior y poco (o nada) tienen que ofrecer. Esto no le pasa a Canastaco, el punto de encuentro de los paladares más exóticos y, sobre todo, auténticos, donde comer es lo principal y ya luego vendrán las fotos. F: Cortesía de Canastaco

En este pequeño local situado en el muy de barrio Mercado Guillermo de Osma tendrás que ser muy rápido y veloz a la hora de hacer tu consabida foto previa al propio acto de yantar, si no quieres quedarte sin uno de sus maravillosos tacos. Una especialidad que dominan a la perfección, tirando del maravilloso (y casi ancestral) arte de cocinar esta famosa preparación mexicana que no deja indiferente a nadie.

Si aburrido estás de probar miles de tacos y que te den liebre por taco, ya es hora de que pruebes los de Canastaco. Otro rollo

Un puesto de lo más vibrante y popular por donde dejarse caer casi a cualquier hora del día tanto si lo que quieres es picotear algo como entregarte a un contundente banquete en el que no te falta de nada. Productos de mercado y de proximidad para elaborar cada una de sus especialidades (que son muchas) mientras degustamos cualquiera de los cócteles de autor que están al nivel de lo que podemos esperar de un México lindo que nos entra, con gusto, por las venas.

¿Qué pedimos? Pues, sin que te tiemble el pulso, deberías no dejar de hacerte con su taco especial de jugosa falda de ternera confitada en manteca de cerdo y aderezada con especias, el de aguja de cerdo marinada en su salsa especial y acompañado de piña, el de carne de cerdo con salsa de ostras y salsa verde o el más típico (pero no por ello menos especial) de papada de cerdo confitada y aderezado con lechuga fresca y aliño de limón. ¿Quieres seguir? Pues su tinga de pollo y/o su opción más vegetariana a base de frijoles con chipotle y una mezcla de cebolla y ajo bien podrían poner buen broche a una comida de primera. Pero no te olvides de regarla con unas Coronita o Modelo, ya sabes, las cervezas más típicas de la tierra de Thalía. ¿Me oyen? ¿Me escuchan?

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