By
Ariana Díaz Celma

Lo de las tapas japonesas lo llevamos tirando a sobresaliente desde que el Dos Palillos abrió en Barcelona hace ya unos años. Es esta afición a los sabores de influencia nipona en formato platillo la que nos ha arrancado un buen rugido de tripas al enterarnos de que acababa de abrir el BY13, un pequeño restaurante en la zona alta pilotado por Carlos Tejedor -ex Via Veneto-. El chef, pero, no está sólo, sino que emprende esta aventura junto al jugador de baloncesto Sarunas Jasikevicius que, como puedes imaginar, lleva el número 13 en el dorsal. Juntos reivindican su cocina como ‘street food’ para degustar en pequeños bocados y preferiblemente en la barra. Aunque aún faltan los últimos detalles para tener el espacio niquelado, y a pesar de que la luz verde que regenta la entrada pueda generar cierta desconfianza, en good2b recomendamos acercarse al lugar.

La carta está compuesta por tapas que se dividen en 13 secciones o conceptos, como a ellos les gusta ordenar la constelación de más de 40 platos que compone el menú. Obviamente, el comensal puede escoger lo que más le apetezca, pero ofrecen tres menús cerrados en los que ellos hacen el trabajo por ti. Existe el de 25 euros (con ocho platos, uno de los cuales es el cóctel inicial y otro el postre), uno de 50 (con 13 platos) y uno de 60 con 15. A estas alturas, probablemente te estés preguntando qué se puede encontrar en la carta, así que vayamos al grano.

El concepto street food del BY13 se centra en la cocina japonesa, pero no le hace ascos a nada apetitoso. Es por ello que puedes empezar con sus chips picantes o conos de maíz con guacamole, para seguir con su ensaladilla rusa servida como un sandwich con pan de Cerdenya o las endivias con gorgonzola. Si en este punto aún no te ha convencido nada no sufras, porque lo mejor está aún por llegar. Especialmente buena está la Croq Spoon, una croqueta que se come con cuchara como su nombre indica. Los tartares de la casa, servidos con pan soplado que hacen ellos mismos, también son dignos de mención, da igual si se trata del de buey o el de tomate. En este punto el menú ha ido in crecendo, pero no ha llegado a su momento álgido, que culmina con los dumplings de panceta o el pan chino relleno de cerdo ibérico. Ambos vocados suculentos. También cuentan con una pequeña sección de blinis rellenos, que hacen un guiño a la comida rusa aunque en una versión mejorada. Los postres suenan tan bien como saben, con nombres como el chocolate ganache sobre carquiñoli, la cañita de crema o el donut con coco.

¿Lo mejor? Todo -absolutamente todo- se produce y cocina in situ, tras la pequeña barra a la vista de todos. Un laboratorio gastro que no tiene secretos para sus clientes. Recomendamos su visita antes de que sea imposible encontrar mesa -o barra-. Además, puede que pilles alguna que otra idea al vuelo, pues una tele retransmite documentales de street food en modo non stop.

Detalles




  • Dirección: C/Avenir, 63 Barcelona