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Ariana Díaz Celma

Maracaibo ya no es solo la capital del estado de Zulia en Venezuela. Ahora el nombre responde también a la novedad más celebrada de este verano en la zona limítrofe entre el Born y la Barceloneta, una terraza que alardea de servir las mejores cervezas y cócteles de la zona, para degustar con un finger food sabroso, efectivo y con el sello personal de la casa. Tras esta fórmula encontramos a Oriol Fàbregas, responsable también de dar vida al Bar But de Gracia, un experto en dar un toque fresco a una propuesta informal, pero no por ella falta de calidad o sabor. F: © Alex Froloff

Maracaibo alardea de servir las mejores cervezas de la zona, para degustar junto a su delicioso finger food

Esta oda a la gastronomía informal, aunque no por ello falta de calidad, pretende ser pareja de baile de una experiencia sabrosa pero también gamberra, envuelta en pósters que muestran la agenda cultural de la ciudad, así como referentes de la cultura pop universal. Un total win combativo y con claras intenciones, que se agradece en los tiempos que corren.

© Alex Froloff

El finger food del que Maracaibo alardea sobrado –y con razón– responde a nombres como sus bravas de patata y boniato con salsa brava y un toque de kimchi; los tequeños, tan típicos de la Venezuela que da nombre al local; el sabroso bao de costilla de cerdo a baja temperatura desmigado con salsa hoisin y encurtidos; o el fish & chips de la casa, eso es, merluza rebozada con salsa de mayonesa cítrica.

Sus vistas y una brisa agradable, acompañadas de una piña colada, te harán entender que las vacaciones pueden seguir a partir de ya sin moverte de la ciudad

Entre sus entrepanes y hamburguesas, plato fuerte de esta casa, cabe destacar el Bogatell, de roast beef, mostaza de miel, tomate y rúcula; el Levante, a base se soft shell crab con manzana semi cinfitada, kimchi y encurtidos; o la burguer Icaria para los vegetarianos, con berenjena ahumada, pesto rojo y rúcula. Todos los emparedados están unidos por dos denominadores comunes: su sabor y los nombres, que responden a distintas playas de la ciudad.

Si aprieta el apetito, es posible terminar esta comida informal y sin más pretensiones que la de estar a gusto sin renunciar a lo bueno con su tartaleta de frutos del bosque, su espectacular cheesecake o sus helados, firmados por la imbatible Delacrem. Si al combo le añadimos unas vistas de escándalo, una brisa agradable y una piña colada o un mojito, puede que empecemos a entender que las vacaciones pueden seguir a partir de ya sin movernos de la ciudad.

© Alex Froloff

Como apuntábamos en las primeras líneas, la cerveza es uno de los puntos fuertes del Maracaibo. Aquí puedes encontrar desde lagers más comerciales de grifo –disponen de hasta seis opciones– a otras naturales sin filtrar como la Aguila, así como opciones artesanales como las IPA Montseny en formato botella. No obstante, su fanatismo por la cerveza hará que puedas encontrar distintas opciones según temporada.

Maracaibo también ofrece opción take-away, ya sea para degustar en la orilla del mar o en tu casa mientras vuelves de la playa. Por 15€, esta opción incluye un roll de crudités, uno de los bocadillos o entrepanes a escoger y bebida. Es posible también hacerse con una tote bag con la gráfica del bar por 1€.

© Alex Froloff

Comer o cenar en Maracaibo te costará alrededor de 20/25€. Si además quieres saber a qué suena el lugar, puedes hacerlo escuchando una playlist que te transportará a un lugar relajante y mágico con un clic AQUÍ. ¿Te hemos convencido?

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