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Ariana Díaz Celma

Hace unos días Amberes nos invitó a conocer la ciudad desde su óptica más creativa. El plan no podía ser mejor: cinco días en la ciudad belga con 11 compañeros que representaban distintas capitales del mundo y que, juntos, formábamos un melting pot creativo del que salieron grandes momentos. Así es como, en representación de Barcelona y Good2b, me uní a la joyera Malin Henningsson de Estocolmo, a la fotógrafa Nicole Franzen de Nueva York, Reynald Feracci de la marca Mamama con base en París, James Greig del blog londinense CycleLove, Ebony Bizys del visitadísimo sitio japonés Hello Sandwich -aunque originaria de Australia-, la editora de la revista online con base en Berlin Freunden Von Freunden Zsuzsanna Toth, el creador de la guía de Amsterdam Citinerary Robin Cox, el Instagramer con base en Madrid Adrián Cano, el encargado del blog israelí Tel Avivian Itay Blaish, el creador del proyecto artístico The Jaunt con base en Amsterdam y Copenhaguen Jeroen Smeets -que además pilota la agencia de arte Your Own Agency– y Sander van Loon, de Rotterdam, ciudad en la que capitanea el coworking creativo The Mesh Print Club, donde además tiene su propia empresa de serigrafía. Un dream team perfecto para el sinfín de workshops, rutas y descubrimientos que nos tenían preparados. 

Lo cierto es que fue llegar y besar al Santo. Si nos seguís desde hace tiempo en Good2b ya sabréis que el tema de los restaurantes pop up nos gusta tirando a mucho -fuimos parte activa de We Pop, el primero en esta latitud-, así que cuando nos comentaron que la primera noche cenábamos en uno me di cuenta que los próximos días prometían y mucho. Fue el colectivo Urban Kitchen Squad el encargado de preparar el sarao en la parte trasera de un taller de restauración de muebles. Y os lo confirmo, cenar tres platos y postre entre sillas Emmanuelle y muebles teak credenza no sienta nada mal.

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El segundo día lo dedicamos a conocer la ciudad en bici. Aunque el sistema público Velo Antwerp funciona muy bien -es idéntico al que tenemos en Barcelona-, nos decidimos por Cyclant, una joven empresa que se dedica a hacer tours por los mejores rincones de la ciudad. Así es como conocimos el centro histórico, con los clásicos edificios belgas que muestran la grandeza de la ciudad a principios de siglo XX -imperdible la parada en el Royal Café de Central Station a probar la clásica croque monsieur y su tarta de manzana casera-, y también cómo descubrimos la vista de la ciudad desde el otro lado del río, al que se llega por un túnel tan inquietante como bucólico, auténtica fotogenia subterránea. También fuimos hasta el sud de la ciudad -barrio más conocido como Het Zuid-, que pronto decidimos sería nuestro favorito por la cantidad de cafés, bares y tiendas que tiene. Su onda hype nos gustó y mucho. Atención al café y los pasteles del BuchCafé, una cafetería-librería perfecta para refugiarse del frío -a principios de noviembre estábamos a 5 miserables grados, aviso-. También aprovechamos para visitar 3dee, una especie de Silicon Valley de la impresión en 3d, de lo que tanto oímos hablar hoy en día pero que pocas veces entendemos. Tras una sesión y su respectiva práctica, en Good2b entendimos el proceso e incluso imprimimos nuestro propio logo en relieve. Una interesante jornada en la que aprendimos que nunca está de más saber que Amberes cuenta con el centro más grande de impresión en 3D de Europa. La jornada terminó con cena en FelixPakhuis, un restaurante correcto en el que compartimos guisos típicos belgas con locales.

 

La tercera jornada escondía uno de los secretos más bien guardados de Amberes. Visita a la concept store Graanmarkt13, además en el sentido amplio de la palabra, pues no sólo cuenta con la tienda per se (donde podemos encontrar desde Isabel Marant a Kenzo), sino que también tiene un restaurante en la planta baja (se rumorea que les está a punto de caer una Estrella Michelin), una galería y hasta un apartamento que puedes alquilar en el piso superior. Una parada obligatoria si te dejas caer por la ciudad, a la que le siguió un curioso stop en Urban Outfitters. Así, de buenas a primeras, puede parecer una continuación un poco random, pero si os decimos que conocimos al responsable del mobiliario de la cadena a nivel europeo el tema cambia. Nick Bal, un astuto joven sobrado de maña y buen gusto, es el responsable de las estanterías y vitrinas de la firma en este lado del Atlántico. Pero no sólo eso: un buen montón de pequeños negocios en la ciudad belga cuentan con su sello personal. Entre nuestros favoritos, está Caffènation, un templo del café que cuenta con su propia marca, que puedes comprar in situ. El día no pudo terminar mejor, Freunden Von Freunden presentaban su segundo libro en Copyright, la librería del MoMu, el museo de la moda de Amberes con lo que ello conlleva: una colección propia que dejaría en ridículo el armario de Anna Wintour. Parada imprescindible para los amantes de las librerías de arte.

Museos

En Amberes existen infinidad de museos. Los días que pasamos allí tuvimos la oportunidad de visitar tres de ellos. El primero, el MAS, es parada obligada para todos los amantes del arte que quieran entender algo mejor la ciudad. Además, el edificio y sus alrededores son un imperdible para entender cómo ha evolucionado Amberes, puesto que está situado en un muelle al que hasta hace pocos años pocos de acercaban. Imperdible subir a su terraza cuando anochece, está abierta hasta las 21:30 y tienes unas espectaculares vistas de la ciudad, que son también algo eclécticas, pues en un solo vistazo puedes atisbar desde la catedral hasta un gimnasio nocturno pasando por el Red Light District de la ciudad.

El MoMu cuenta con una colección propia que dejaría en ridículo el armario de Anna Wintour

El segundo museo must see es el MUHKA (el Museo de Arte Moderno), para obligada si quieres saber qué se cuece en la escena arty de la ciudad. El último de los museos destacables, bajo nuestro punto de vista, es el MoMu, que ahora cuenta con la interesante exposición itinerante MoMu Now, en la que se muestran piezas de la colección propia. En la muestra se pueden ver algunos de los 25.000 looks con los que cuenta el museo, con prendas de nombres clásicos del diseño de Amberes como Raf Simons, Haider Ackermann, Walter van Beierendonck, Veronique Branquinho, AF Vandevorst o Ann Demeulemeester. También descubrimos más a fondo el trabajo de jóvenes talentos como Peter Pilotto o Christian Wijnants, sin dejar de lado imprescindibles como Balenciaga o Helmut Lang.

Shopping

Es imposible hablar de unos días en esta ciudad sin dedicar un apartado a su shopping, al que nos dedicamos el cuarto día. De hecho, poco conocíamos de ella antes de pisarla además de los legendarios Seis de Amberes (Walter Van Beirendonck, Dirk Bikkembergs, Marina Yee, Dirk Van Saene, Ann Demeulemeester and Dries Van Noten), un conjunto de diseñadores que en su momento revolucionaron el panorama internacional con un denominador común: su ciudad de origen. Resulta imperdible un paseo por la calle Steenhouwersvest, plagada de tiendas de muebles vintage, a cual más bonita. Otras como Magazyn, dedicadas al diseño contemporáneo, también merecen especial mención. A grandes rasgos, se trata de una zona por la que merodear sin rumbo fijo e ir encontrando sorpresas paso a paso.

Los fans de los muebles vintage no deben olvidar dar un paseo por Steenhouwersvest

También imperdible es la calle Lombardenvest, donde hay boutiques como Acne o APC, así como multimarcas muy a tener en cuenta como Step by Step. Ah, es imprescindible terminar el tour en Renaissance, un espectacular espacio donde encontrar marcas como Alexander Wang, Kenzo, Moschino o Moncler. Lo mejor de nuestra visita a Amberes fue que tuvimos la suerte de asistir a las stock sales, ventas con prendas de otras temporadas de diseñadores de la talla de Dries Van Noten, que tenía su chiringuito montado en una nave justo delante del MAS. Running Como podéis imaginar, no desperdicié los días en Amberes y salí a correr en un par de ocasiones. La ciudad cuenta con espaciosos parques dentro de la ciudad, como el Stadspark o el Koning Albertpark. No obstante, mi favorito -de lejos- fue el Rivierenhof. Si uno consigue superar los pocos kilómetros que lo separan del centro de la ciudad, tocará el cielo del running.

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Nuestra aventura en Amberes terminó con visitas interesantes como la que nos acercó al Coffeelabs (un co-working donde no sólo se trabaja, sino donde también se come muy bien y se bebe mejor café), una visita al centro social Het Bos (atento a su agenda y a su plato del día basado en la world cuisine) o la Red Fish Factory, un espacio multidisciplinar donde se hacen eventos, cáterings, showroom, etc. En nuestro caso, pudimos degustar una última cena a cargo de Maeltijd, chef que se dedica a cocinar en casas ajenas por encargo con una trayectoria bastante suculenta. Entrar en un sitio de frituras a probar alguna de sus croquetas, comer chocolates belgas o beber una cerveza Grimbergen y Leffe son tópicos sin los que no deberías irte de la ciudad.

Obviamente, el viaje no habría sido lo mismo sin la compañía de los otros 11 invitados, de la organización de Walkie Talkie (Marie, Andres y Natalie se portaron genial) y de This Is Antwerp, la escisión trendy-turística de Amberes, que se interesó por nuestros perfiles y nos trató como auténticos señores.

¿Veredicto? Toca volver a Amberes y pronto.