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Raquel Bueno

Ay, la pasta. El amor de mi vida y el de tantos otros. Podría comerla todos los días y sería feliz hasta mi último aliento, aquellos que me conocen lo saben bien. Si sois de los que no le teméis a los carbohidratos (como debe ser), me entenderéis. F: Todas las imágenes por Alice Schillaci

Pero antes de que escriba una oda entera y prácticamente insoportable a esta mezcla celestial de harina, agua, sal y huevo, vamos al tema que nos ocupa hoy. Desde tiempos inmemoriales han surgido tipos y formas de pasta de todos los rincones de Italia: desde los clásicos e infalibles spaghetti hasta los rigatoni (una debilidad personal), pasando por los tradicionales orecchiette, los fettuccine u opciones más extravagantes como los radiatori, los campanelle o los fazzoletti. ¿Significa eso que ya no hay cabida para la invención? Ni de lejos.

Alma es una nueva tipología de pasta de forma corta que explora la posibilidad de contar nuevas historias a través del alimento más popular del mundo

Eso sí, se trata de un desafío en toda regla, que este año ha sido aceptado por la diseñadora de producto con base en Milán Chiara Andreatti y la fotógrafa Alice Schillaci, de Casalinghe di Tokyo (su firma homónima que celebra la belleza del objeto cotidiano), con la creación del proyecto Alma y su presentación durante la Milan Design Week a comienzos de este año. Una nueva tipología de pasta de forma corta, que en su formato de edición limitada explora la posibilidad de contar nuevas historias a través del alimento más popular del mundo y que adopta, en palabras de ambas creativas y como producto de su forma orgánicamente curvada, un aire femenino.

El diseño es la evolución de un formato de archivo del histórico Trafile Turconi, mientras que la fábrica de pasta Baradello, una pequeña empresa de Brianzola (población vecina al Lago de Como), al que sigue el proceso tradicional y sin prisas de secado natural, realizó la producción de esta nueva creación gastronómica utilizando trigo orgánico Senatore Cappelli, ancestro del trigo duro moderno. La idea, como no podía ser de otra forma, surgió de un almuerzo en la que ambas creativas comieron pasta; y el resultado, fruto de dos talentos del diseño aplicados a materiales antiguos y la artesanía, es un placer que debe degustarse de una única forma: a través del paladar.