By
Bru Romero

Cuando algo nos sorprende, creemos que no habrá nada que nos sorprenda más. Es una sensación de creer haberlo visto ya todo, errónea, puesto que el ser humano no deja de sorprenderse hasta que dobla la servilleta. Lo más seguro es que cuando cruces A’ Barra te suceda algo parecido. Todo lo visto anteriormente se queda a un lado y tu inocencia de niño pequeño aflora como si estuvieras un Disneyworld pero en clave gastronómico.

Poseedor de un huerto urbano, todo lo que venga de su cocina ya nos ofrece garantía de un producto 100% natural

Localizado en las lindes del barrio de Salamanca y posicionándose como la nueva apuesta en la capital por crear centros culinarios de lujo, el nuevo restaurante del Grupo Álbora,  responde a todo aquello que habías soñado y que se materializa en forma de plato sobre la mesa.

Un local de 700 metros cuadrados, divididos en espacios, y que tanto en su comedor como en su barra gastronómica (el punto estrella del local) disfrutarás desde el primer entrante. Todo ello, previo paso por su zona de espera, el ‘Bar Joselito’. Una experiencia gastronómica que en A’Barra plantean al modo tradicional en el que los restaurante no eran solo locales para comer sino lugares para el esparcimiento y las relaciones sociales.

Al frente de su carta, el chef Juan Antonio Medina, curtido en los fogones del mítico Zalacaín, ayudado por Agustín González y un equipo de 14 profesionales que preparan con esmero platos como el gazpacho, tartar de boquerones y fresas; la terrina de foie, agua de manzana y lágrimas de frutas de temporada; el salmonete, canelón ibérico de verduras y jugo de cebolla roja; el bogavante, vermut blanco, naranja y azafrán; el pollito bresse  asado en su jugo y melocotones a las finas hierbas y unas brevas al pacharán, queso y caramelo, de postre, y solo por poner un ejemplo. Con opción, si el cliente no quiere complicarse, al menú degustación.

A’Barra no es solo un restaurante, es una aventura que sorprende y recupera el lujo de poder contar con un servicio en sala de primera y un producto que sin artificio ni complicación, se presenta para quitar el hipo de aquellos que en algún momento creían que fuera difícil que les volvieran a dejar sin palabras.