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Parece un reloj…pero es un robot. No un robot al  uso pero un robot al fin y al cabo. Su artífice, el diseñador de producto Julian Grote, lo ha concebido para suplir, básicamente, las funciones de un asistente personal.

Su función es la de aprender de los hábitos, preferencias, citas o parámetros sobre el entorno de quien lo lleve puesto y la de ayudarle a organizar su día a día. Es capaz de mostrar información o reaccionar ante diferentes estímulos, como el estado de ánimo, emitiendo sonidos o dibujando sobre su superficie de polímero electroactivo. No obstante, y aquí va la mala noticia, de momento es tan sólo un concepto.

Este diseño ha sido realizado para estudiar a dónde podría llegar la tecnología en unos años, y sobre todo, hasta qué punto seríamos capaces de aceptarla en nuestro día a día. Tienes toda la info que necesitas con un clic AQUÍ.